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Juicio a la ultraizquierda portuguesa

Polémica sobre la utilización de 'jaulas' para los acusados

El anuncio de que los reos del proceso de las Fuerzas Populares Veinticinco de Abril (FP-25), serán colocados en jaulas metálicas semejantes a las que se utilizan en Italia para el juicio de los terroristas o los significados mafiosos ha suscitado una fuerte polémica en Portugal. Juristas, políticos e intelectuales han protestado contra lo que consideran una violación de los derechos humanos y un menoscabo de la dignidad de los acusa dos, contrarios a la tradición de la magistratura portuguesa.

El ministro de Justicia y los responsables de la construcción del nuevo juzgado, anexo a la cárcel de Monsanto, en los alrededores de Lisboa, han explicado que no había ningún tribunal con capacidad suficiente parajuzgar a los 74 acusados del caso FP-25, de los cuales más de 50 se sentarán el lunes en el banquillo. Las llamadas jaulas son más bien una especie de rejas metálicas móviles, que serán colocadas o no a criterio de los jueces, destinadas a proteger a algunos de los acusados arrepentidos de eventuales agresiones de los demás reos.

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Las autoridades invocan la necesidad de asegurar el orden y la dignidad de las audiencias y de prevenir incidentes incompatibles con la serenidad del ejercicio de la justicia.

Los periodistas han tenido ya la oportunidad de visitar la sala d audiencias y las instalaciones puestas a su disposición. Las autoridades portuguesas, conscientes del interés que este "juicio histórico" está despertando fuera de las fronteras lusas, han procurado cuidar la imagen que se va a ofrecer de la justicia de este país, para que no vuelva a ser cuestionada como en diversas ocasiones recientes.

El juzgado de Monsanto, con sus paredes blancas en un marco de verdor, se parece más a un parador de turismo que a las instalaciones vetustas del viejo tribunal de la Boa Hora, en Lisboa. Paneles de vidrio a prueba de bala separan al tribunal del recinto donde se sentarán los acusados y a éste del resto de la sala donde cabrán familiares y público hasta un total de 400 personas.

Una red de micrófonos asegura la comunicación entre las varias divisiones de la sala, pero los periodistas tienen a su disposición una sala bien equipada desde donde podrán seguir las audiencias a través de un circuito interno de televisión con seis pantallas.

Teléfonos, télex y un pequeño bar-restaurante están listos para recibir a los informadores que ya se han acreditado para cubrir el juicio en sus primeros días, porque se prevé que el proceso se prolongue durante varios meses.

El problema del jurado

El problema más complejo es el que plantea el jurado, de siete miembros, que tendrá que asistir a todo el juicio. Solicitada por los defensores de dos miembros de las Fuerzas Populares Veinticinco de Abril -los únicos que fueron sor prendidos en flagrante delito y difícilmente escaparán a duras condenas- la constitución del jurado, prevista por la ley portuguesa, ha sido vista como una maniobra de la defensa para retrasar e impedir la conclusión del juicio: la prisión preventiva no puede prolongarse en Portugal más allá de tres años, los acusados han cumplido ya 14 meses y dentro de poco más de año y medio, si no son condenados, habrá que devolverles la libertad.

¿Cómo se comportarán los jurados, expuestos a amenazas y presiones de los miembros de la organización terrorista que están aún en libertad? Si dejan de comparecer tendrán que ser sustituidos, y la sustitución de más de dos de ellos obligará a repetir la audiencia desde el principio. Un juego que puede dar mucha cancha a quienes desean impedir la conclusión del juicio.

Esta táctica, que afecta sobre todo a aquellos de los acusados que esperan ser absueltos por falta de pruebas, ha generado entre los presos y sus familias un agudo ambiente de confrontación. Esta tensa atmósfera es la que puede finalmente imponer la colocación de las criticadas rejas metálicas.

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