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El viento favoreció el sorprendente triunfo de Vanderaerden en la cuarta etapa contra reloj

Luis Gómez

ENVIADO ESPECIAL,El belga Eric Vanderaerden resolvió a su favor la cuarta contra reloj del Tour 85, que estuvo presidida por el viento en lo que respecta a los mejores clasificados. Bernard Hinault no pudo derrotar a los elementos y también sufrió castigo, pero, aun así, consiguió demostrar que es mejor que los mejores. Los corredores españoles volvieron a decepcionar, a excepción de Maki Gastón. Pedro Delgado naufragó una vez más en este tipo de prueba, lo que le obligó a descender cinco puestos en la clasificación general. El Tour tiene hoy su única jornada de descanso en 23 días de carrera.Las referencias parciales sobre los tiempos que realizaban los mejores corredores provocaron los primeros signos de admiración en la línea de meta. Hombres como Marie, Duclos-Lasafle, Ser Gean, Solleveld, Warnpoer, Pelier o Gastón copaban las primeras posiciones de forma rotunda. El tiempo de Vanderaerden, uno de los mejores sprinters, pero un corredor situado en zonas retradasas de la general, no merecía contestación.Podía interpretarse que los mejor situados estaban cansados, que les pesaban ya las piernas, si no fuera porque empezaban a surgir noticias sobre la presencia del viento. La admiración se tornó en sorpresa y la sorpresa en expectación por los efectos que pudiera causar la meteorología en la clasificación.

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En ese ambiente, el tiempo de Vanderaerden se convirtió en insuperable hasta para el mismo Hinault. Para los directores españoles las referencias del tiempo de Iñaki Gastón eran desacostumbradamente optimistas: Kelly llevaba el mismo tiempo que el español poco antes de alcanzar la meta. No tenía explicación lógica. Era el efecto del viento.

Más ventaja para Hinault

A efectos generales, sin embargo, la contra reloj de ayer fue un nuevo triunfo para Bernard Hinault. Superó, de nuevo, a todos sus rivales y pudo aprovechar esta ocasión para aumentar aún más sus diferencias. Lemond, segundo clasificado, ya está a 5.23 minutos. Hinault hizo un alarde de apreciación ante la televisión: "Desde la mañana supe que el orden de la salida iba a favorecer a los peor clasificados. Estaba previsto que el viento se levantaría por la tarde".

Vanderaerden, el vencedor, se disculpó: "Esto puede ocurrir en cualquier contra reloj. He estado bien, pero me gustan más los recorridos acrobáticos". Vanderaerden también mostró virtudes para la predicción: "Sabía que los corredores estarían cansados tras las etapas montañosas".

Nota social, que habrá sido hábilmente aprovechada por los informadores franceses, fue el encuentro casual entre Hinault y Fignon en las carreteras que circundaban el circuito. Hinault bajaba en pleno calentamiento, mientras Fignon subía en pleno entrenamiento. Lo hacía bien resguardado por un coche blanco, descapotable, en el que no faltaba la presencia de una atractiva mujer. Hinault y Fignon se saludaron, hablaron y posaron para las cámaras.

Para los corredores españoles la contra reloj no supuso, esta vez, un especial debate sobre el uso o abuso de las ruedas lenticulares. Los más destacados emplearon sólo una, aunque sin beneficios aparentes. Sólo los españoles mostraron diversidad de opiniones con relación al ánimo con que afrontaron la etapa. Es decir, si la disputaban o no. Caso sorprendente fue, así, el de Pello Ruiz Cabestany, quien manifestó que no salió a disputar: "Yo lo único que quiero es curarme. Estoy contento porque voy mejorando y no pierdo la esperanza de hacer algo importante. Mi posición en la general obliga a que nadie se preocupe por mí". Celestino Prieto calificó su actuación como de "regular" y Álvaro Pino y Rupérez no estuvieron muy acertados.

La contradicción llegó con la actuación de Iñaki Gastón: "Tenía órdenes de no disputar la etapa, de ir tranquilo, pero me empecé a sentir a gusto, me encantaba el terreno y decidí ir más deprisa. Al final, corrí con todas mis fuerzas". Gastón se está convirtiendo en el corredor español más combativo en el Tour. "Todavía he de intentar algo para ganar una etapa. Hoy me he encontrado bien, a pesar de que ayer sufrí una pájara. No pierdo la esperanza". Gastón superó a corredores como Kelly y Lemond.

Fracaso de Delgado

Pedro Delgado fue la decepción de lajomada. Tenía la obligación de luchar para mantener su posición en la general y para no perder más tiempo con relación a corredores que están delante de él. Utilizó una rueda lenticular, la trasera; salió lento, tuvo un bache a mitad del recorrido y redondeó una actuación muy pobre. Llegó a la meta enfadado, quizá intuyendo su mal tiempo, y pasó de largo ante la llamada de algunos periodistas. Como se suele decir, no quiso hacer declaraciones.

Delgado recibió dos toques de atención, y en forma de bocinazos, de Txornín Perurena. Peru quiso advertirle, así, de que pusiera más ardor en la carrera. Perurena es un director parco en palabras, que gasta lo mínimo en declaraciones y consejos, y se ha juntado con un corredor que prefiere que le dejen sólo en una contra reloj. Así lo hacía Echávarri. Porque hay corredores que prefieren ir amparados por las exclamaciones, los insultos, las voces de ánimo, los sonidos onomatopéyicos o las simples indicaciones de sus directores. Delgado prefiere el silencio, pero ayer no autocontroló bien su actuación.

La conclusión fue el descenso de cinco posiciones en la clasificación general. Pasa de la 131 a la 18-1, con la sombra de Herrera ya muy cercana. Herrera hizo casi 50 segundos menos que Delgado. Sólo se sabe que el viento debió de perjudicar a los 20 mejores. Delgado perdió 3.27 minutos respecto a Roche, el tercero en la general. Su aspiración al podio se aleja hasta los ocho minutos en relación con el irlandés. Hoy es la jornada de descanso. Los corredores no podrán evitar, sin embargo, hacer entre 60 y 90 kilómetros de entrenamiento. Eso, quienes quieran estar en forma, porque pararse un sólo día puede tener efectos contraproducentes. Los españoles se subirán algún puerto, mientras Hinault da una conferencia de prensa. Luego, se entrenará también.

González Salvador, ciclista ejemplar y futuro médico, a falta sólo de una asignatura, explicó, como no suele explicar un ciclista, las causas que le llevaron a llegar fuera de control en la etapa anterior: "Supongo que algo parecido a lo que me sucedió en el Tour del Porvenir: falta de hierro y consiguientes efectos sobre la hemoglobina". González Salvador lo intentó todo, pero se quedó sin fuerzas. No le hubiera servido la jornada de descanso.

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