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Final de la temporada de fútbol 1984 - 1985

La última guerra civil

La patronal cerró el peor ejercicio económico, político y popular de su historia

La lista de desgracias de la temporada que acaba no puede ser más larga: una huelga más de futbolistas, descenso importante en los ingresos- de las quinielas, fútbol sin televisión, huida de los aficionados y socios de los campos de juego, cambio de presidente por real decreto, el calendario secreto sentencias judiciales contrarias a la patronal... Consecuencia al final de año: Más números rojos y menos aficionados.La mirada retrospectiva y cronológica de la guerra civil del fútbol español en esta temporada comenzó el pasado mes de julio. Se celebraba la última asamblea presidida por Pablo Porta. Los clubes, con representación mayoritaría, deciden silenciar el calendario de la Liga de este año, sorteada ante notario.

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Dan a conocer las cuatro primeras jornadas, y, después, a cuentagotas, dos a dos, según se van disputando.

Es su forma de presionar ante la Administración que se niega a conceder a los clubes mayor porcentaje de los ingresos de las quinielas. Recibían un 170, querían un 6%. Les dan un 3,5%.

La Liga Profesional, en los últimos días de agosto, a una semana del inicio de la competición, no llega a un acuerdo con TVE para la transmisión en directo de partidos de Primera División.

Los dirigentes de la Liga exigen 1.000 millones de pesetas a TVE por los partidos que se transmitan en directo y por los resúmenes de los encuentros en el programa Estudio Estadio, más 500 millones de pesetas a las emisoras de radio por sus carruseles deportivos. No consiguen casi nada.

El verano caliente del fútbol registra una amenaza más: otra huelga de futbolistas, la tercera que conoce España y que supone un récord en todo el mundo. Los futbolistas no cobran lo que es sagrado para cualquier trabajador, sus sueldos.

Los clubes arrastran deudas y deudas en una situación económica caótica. La primera jornada de la Liga de esta temporada se disputó con normalidad. Pero la amenaza de la huelga de los futbolistas se consumó en el segundo domingo.

Nueva derrota patronal

Pablo Porta vivía en sus estertores como presidente de la federación y cedió cualquier responsabilidad e iniciativa a la Liga Profesional. La patronal, los clubes afiliados a la Liga Profesional, se muestra radical, confiada en su fuerza, y, responde a la huelga con la obligatoriedad, incluso para los jugadores que cumplen el servicio militar, de que sean los juveniles quienes suplan, como empleados de la misma empresa, a los profesionales, que sólo registran un contado número de esquiroles.

La Liga Profesional accede a someterse a un dictamen jurídico ante la Dirección General de Trabajo sobre la sustitución de unos trabajadores, los jugadores profesionales, por otros de la misma empresa, los juveniles. El dictamen es contrario a los clubes, cuyos dirigentes, en la siguiente jornada, acuerdan suspender tal medida.

La lucha entre la patronal y el sindicato de futbolistas, la AFE, duró 21 días. Si no hubo vencedores y vencidos, por lo menos existió un derrotado: el fútbol. La normalidad no se recuperó, y las heridas no cicatrizaron, porque meses después la Magistratura de Trabajo, en primera instancia, y el Tribunal Central de Trabajo, a continuación, sentenciaron la desaparición del derecho de retención de los futbolistas.

La humillación de la patronal del fútbol, además, llegó a tal extremo que hace apenas una semana el Consejo de Ministros aprobó un nuevo decreto de regulación laboral especial de los deportistas profesionales. Según ella, las indemnizaciones por formación y promoción que pretendieron imponer unilateralmente los clubes se convirtieron en papel mojado.

La guerra civil no ha hecho más que comenzar. El panorama para los clubes no puede ser más desastroso. No hay fútbol televisado. Los aficionados desertan de los campos de juego, azuzados por la situación de caos que, se ha originado. Disminuye peligrosamente el número de los espectadores.

La huelga

La huelga de futbolistas no puede ser más inoportuna para los clubes, que ven cómo los socios no renuevan sus carnés. Todos los clubes de Primera División, excepto el Real Madrid y Barcelona, disminuyeron su censo de socios en un promedio de 7.000.

La situación económica de los clubes, de esa forma, ven ya desajustados sus presupuestos, que caen hechos añicos cuando comprueban que el descenso de los ingresos de las quinielas, cuyos boletos incluyen partidos italianos al desconocer el calendario de la Liga española, es tan angustioso que sus recaudaciones no dan ni para gastos del propio Patronato de Apuestas Mutuas Deportivo Benéficas.

Las quinielas, en sus diez primeras jornadas, recaudaron 3.000 millones de pesetas menos de los presupuestados, la cifra que representa el incremento solicitado por los clubes. El daño estaba hecho. Con el final de la temporada, coincide también la de las quinielas. Su balance no es una excepción. Las quinielas recaudaron esta temporada unos 55.000 millones de pesetas, casi 10.000 menos que la pasada y 20.000 menos de los presupuestados.

La Administración, en manos del partido en el poder, el PSOE, da la espalda a la patronal del fútbol, deporte que poco después pasará a presidir José Luis Roca, un hombre del partido en la oposición, Alianza Popular.

José Luis Roca es presidente de Alianza Popular en Aragón, cargo del que dimitió al presentarse a las elecciones federativas, pero se mantiene como parlamentario regional de dicho partido. Federativamente, el fútbol cae en manos de José Luis Roca, cuya imagen le traiciona como un hombre continuista de Pablo Porta. Nada más acceder al cargo solicitó una entrevista con el ministro de Cultura, Javier Solana. Aún está esperando.

La Administración golea

Los dirigentes del fútbol están enfrentados, por tanto, a la Administración. Es cuestión de aguante, pero la Administración tiene el poder. El 11 de diciembre dimite el presidente de la, patronal de la Liga, Manuel Vega-Arango. Sus propios compañeros de Comité Ejecutivo le empujaron a ello.

Le sustituyó Antonio Baró, que facilitó todo el calendario de Liga.

Dos años antes ocupaba ese cargo el presidente del Atlético de Madrid, Vicente Calderón. La actual Administración acababa de acceder al poder. Su oferta fue tentadora: el 5% de las quinielas si los clubes se cargaban a Pablo Porta, prototipo de dirigente deportivo sentenciado a muerte desde el tritínfo del PSOE.

Cuando Calderón insinuó el cambio, algunos compañeros le acusaron de pretender vender el fútbol por el plato de lentejas del 5% de las quinielas.

Un 11 de junio de tres años después, la Liga Profesional, con Antonio Baró al frente, cedió a que la Administración colaborará en saldar las deudas de los clubes con un incremento del 2,5% de su porcentaje de los ingresos de las quinielas. "Si nos bajamos los pantalones más de lo que lo hemos hecho, la Administración nos concede ese incremento indefinidamente", confesó un dirigente de la Liga Profesional.

El fútbol acabó entregándose sin condiciones, tanto a la Administración cono a TVE, y además perdió todas sus escaramuzas frente a la parte más débil, el sindicato de futbolistas.

La Liga Profesional llega a un acuerdo con TVE para ofrecer imágenes de los partidos de las cinco últimas jornadas de Primera División en el programa Estudio Estadio.

TVE paga por cada programa tres millones de pesetas, dos menos que la pasada temporada. Es patrocinado por una marca nacional de automóviles, que paga a TVE 4,6 millones por programa. TVE transmite en directo la última hora del partido Hércules-Barcelona, lo que está prohibido. La Liga no se atreve a rescindir el contrato y se conforma con recibir tres millones.

Y es que este año en el fútbol español todo acabó como comenzó... en 1984.

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