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La decisión del Banco Hispano Americano de no repartir dividendo tiene que ser ratificada por la junta de accionistas

La junta general de accionistas del Banco Hispano Americano, que se celebra hoy, tiene que aprobar la propuesta del consejo de administración de destinar todos los resultados generados en 1984 a provisiones y saneamientos de la entidad, y, por tanto, que no habrá reparto de dividendo para los accionistas. Esta propuesta, que se espera sea aprobada, era una de las condiciones básicas para que el Hispano, como propietario del 95% de las acciones del Banco Urquijo-Unión, tuviera acceso a nuevas ayudas para el reflotamiento de esa entidad.

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Nombramientos en el grupo

A principios del mes de diciembre del pasado año se hizo público que el Banco de España venía manteniendo reuniones con los responsables del Hispano Americano para que esta entidad destinara todos sus excedentes a realizar mayores dotaciones para provisiones de morosos y fallidos del propio banco y para que hiciera un esfuerzo adicional. en el plan de saneamiento del Urquijo-Unión, cuyos objetivos no se alcanzaban.El entonces presidente del Hispano, Alejandro Albert -que dimitió de su puesto por razones de salud en el mes de enero-, justificó la medida de no repartir dividendo aduciendo la mala situación del Urquijo-Unión y la necesidad de destinar todo el excedente a sanear dicho banco.

El cambio de presidente y el nombramiento de Claudio Boada para sustituir a Albert alteró completamente las reglas en las conversaciones. En primer lugar se empezó a reconocer que, al margen de que el Urquijo-Unión no estuviera alcanzando los objetivos de saneamiento previstos, debía tenerse en cuenta la propia situación del Banco Hispano, que no permitía alegrías a la hora de repartir el excedente del resultado del año anterior.

Así, lo que en principio se presentaba como fórmula para reforzar al banco filial acabó en el reconocimiento de que el Hispano obtenía una rentabilidad muy pequeña de su inversión y que en los ejercicios anteriores había destinado a provisiones cantidades significativamente más pequeñas que el resto de los grandes bancos, y claramente insuficientes. Al final los 26.000 millones de pesetas que aparecen como resultados en la cuenta de pérdidas y ganancias del Hispano se han destinado todos ellos a provisiones del propio banco.

60.000 millones

Las nuevas ayudas para el reflotamiento del Banco Urquijo Unión, cifradas inicialmente en 45.000 millones y que posteriormente ascendieron a más de 60.000 millones de pesetas, se plantearon al principio como aportaciones públicas y del Hispano, siendo este último el que más dinero pusiera. No obstante, y a la luz de la situación de esta entidad, se varió el planteamiento y fue el resto de la banca privada la que aportó la cifra más grande.Por un lado mediante el incremento de la cuota anual al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), que pasó del 1 por 1.000 de los depósitos al 1,2 por 1.000. El Banco de España aumentó también su cuota, ya que equivale a la del conjunto de la banca privada.

Además de este aumento, los seis grandes bancos -Central, Banesto, Bilbao, Vizcaya, Santander y Popular- recibieron la indicación (después de dos negativas a colaborar en el saneamiento) de que si no aportaban fondos se elevarían más las cuotas del FGD y habría que replantear la política de anticipos, que hasta ahora ha corrido a cargo del Banco de España exclusivamente y que ascienden a 500.000 millones de pesetas.

Ante estas sugerencias los seis grandes bancos accedieron a poner 15.000 millones de pesetas para la compra de activos dañados del Urquijo-Unión; El FGD puso 25.000 millones; el Hispano, 10.000 millones, y el Banco de España, una cifra algo superior a los 10.000 millones, para cerrar los flecos existentes del primer plan de saneamiento del Banco Urquijo.

Las tensiones entre el Hispano y el resto de los grandes bancos se incrementaron cuando, hace ahora algo más de un mes, los responsables de aquella entidad anunciaron la puesta en marcha de un producto financiero por el que pagaban el 7% anual a los saldos en cuentas corrientes superiores a las 100.000 pesetas, con el simple mecanismo de crear una libreta de disponibilidad inmediata en la que se apuntan esos saldos.

Los responsables de los grandes bancos, de los que al menos tres de ellos dirigieron una carta en términos muy duros a Claudio Boada, señalaron que su aportación al saneamiento del grupo del Hispano se había realizado por imperativos de la autoridad y bajo el supuesto de que el banco matriz no tenía capacidad para reflotar a la filial por sí solo.

Esta imposibilidad chocaba, en su opinión, con unas operaciones de captación o mantenimiento del pasivo que encarecen los costes financieros de forma importante. Los cálculos realizados por los técnicos del Hispano señalan que el coste del pasivo puede incrementarse en dos puntos.

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