Las ventas de coches descendieron un 22,2% durante mayo último

Las ventas de automóviles de turismo en el mercado nacional descendieron un 22,2% durante el pasado mayo con respecto al mismo mes de 1984, según datos provisionales facilitados a Efe por la asociacíón de fabricantes.En los cuatro primeros meses del año, las ventas habían crecido un 2,66 sobre el ejercicio anterior y alcanzaron las 162.154 unidades. Pero la mejoría de mayo y abril ya fue atribuida entonces a que muchos clientes se anticiparon a las subidas de precio anunciadas para abril, como ahora confirma el nuevo dato.

De enero a finales de abril, han crecido un 32% las ventas de vehículos todo terreno, un 25,3% las de furgonetas y un 17% las de derivados del turismo. Por el contrario, descendieron un 15.8% las ventas de vehículos industriales pesados y un 2% las de vehículos industriales ligeros.

Las exportaciones de turismos en enero-abril aumentaron el 11,7% y llegaron a las 234.388 unidades. La mayoría fueron destinadas a países de la Comunidad Económica Europea (CEE), entre los que ha destacado Francia como primer cliente.

En cuanto a las compras al exterior, apenas supusieron el 10% de las ventas, 22.290 vehículos en el primer cuatrimestre, con incremento del 11, 1 % sobre enero-abril de 11.984.

Análisis de la patronal

En su último boletín de coyuntura, la patronal del automóvil considera positivo el que se hayan despejado las incertidumbres sobre el ingreso en la CEE. Sin embargo, se muestra preocupada por la depresión del mercado europeo del sector, la creciente competencia japonesa y la falta de una política fiscal unitaria para el automóvil.Sobre el mercado español, la patronal dice que está practicamente hundido y que el previsible incremento de las importaciones con la próxima entrada en la CEE contribuirá a hacerlo más insuficiente para la producción que necesitan mantener las empresas del sector. La asociación de fabricantes responsabiliza de esta situación a la "agobiante presión financiera", la rigidez del mercado de trabajo, la excesiva carga de la Seguridad Social, y las trabas administrativas y fiscales que reducen la capacidad de maniobra de las empresas.