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Atentados terroristas en un día histórico para España

Todo el mundo cumplió el protocolo

El presidente del Gobierno, Felipe González; el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán; el secretario de Estado para las Relaciones con la Comunidad, Manuel Marín, y el diplomático español Gabriel Ferrán frmaron a las 20.53 de ayer el tratado de adhesión de España a la CEE. Les habían precedido, bajo la adocción protocolaria de "señores plenipotenciarios", los delegados de los otros 11 países. En poco más de 13 minutos, España vio satisfecha una aspiración que perseguía desde hace 23 años.

Todo el mundo cumplió ayer con el protocolo. Incluido Nicolás Redondo, secretario general de la UGT, quien perfectamente encorbatado y embutido en un terno azul marino, ofrecía una imagen bastante distinta a la que en él es habitual. Al igual que Marcelino Camacho, líder de CC O el otro sindicalista invitado a la ceremonia, quien entró en el Palacio Real con Miguel Roca, secretario general del Partido Reformista.El horario fue uno de los aspectos destacados en la ceremonia española. Prácticamente todos los invitados comenzaron a llegar entre hora y media a dos horas antes del comienzo del acto, mientras que los últimos 45 minutos fueron copados por los representantes de los diferentes Estados miembros.

Con un lapso de cinco minutos, las diferentes delegaciones partieron del hotel Ritz hacia el Palacio Real. Las expediciones comenzaron a abandonar el hotel madrileño en el que se encontraban a las 19.35 y llegaron antes que el rey Juan Carlos, que hizo su entrada en el salón de Columnas del Palacio Real a las 20.16. Esta llegada supuso, al haberse producido con 10 minutos de adelanto sobre el horario previsto, que las palabras del Rey no fueran captadas por Eurovisión.

Himno para Fraga

Todos los asistentes entraron en el interior del recinto a través de la plaza de la Armería, donde se encontraban formados varias decenas de fusileros de la Guardia Real, ataviados con su uniforme de gala. Éstos comenzaron a interpretar uno de los diferentes himnos que estuvieron haciendo sonar hasta que comenzó la ceremonia en el momento en que llegaba el jefe de la oposición, Manuel Fraga, acompañado por el presidente de la Xunta de Galicia.

Entre los invitados a la ceremonia tan solo estaban presentes dos de los miembros de la misión de España en Bruselas, que ha ugado un importante papel a lo largo de la negociacion hispano-comunitaria: el propio embajador, Gabriel Ferrán, y su segundo, Camilo Barcia, próximo embajador en Japón.

Los asistentes al acto quedaron distribuidos en dos salas diferentes. En la sala de Columnas, donde se realizó la firma del tratado, estaban las diferentes delegaciones comunitarias -la más numerosa, aparte de la española, era la de Países Bajos, con 17 personas, seguida por la de Francia, con 16-, más los presidentes del Congreso y Senado, miembros del Gobierno, presidentes del Tribunal Constitucional y del Consejo Superior del Poder Judicial, Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo como ex presidentes del Gobierno, portavoces de los grupos parlamentarios, ex ministros ligados a la negociación así como presidentes de iversas instituciones europeas. En otro salón contiguo, el de Alabarderos, se situaron todos los demás invitados, incluidos los residentes de las comunidades autónomas, que habían sido olvidados inicialmente en las listas de invitados.

José Rodríguez de la Borbolla mantuvo una animada charla con el embajador de Estados Unidos, Thomas Enders, cerca del cual se encontraba su homólogo de la Unión Soviética, Yuri Dubinin. El propio Rodríguez de la Borbolla, junto a los presidentes de las comunidades autónomas asturiana (Pedro de Silva), de Castilla-León (Demetrio Madrid), y al de Extremadura (Juan Carlos Rodríguez Ibarra), formaban uno de los corrillos autonómis, mientras que en otro Jordi Pujol, presidente de la Generalitat catalana y Gerardo Fernández Albor, presidente de la Xunta de Galicia, charlaban amigablemente con Gabino Díaz Merchán, presidente de la, Conferencia Episcopal.

En la sala de Alabarderos se encontraba, asimismo, el resto de los invitados: representantes del mundo empresarial, del mundo de la cultura -Rafael Alberti estaba sentado al lado de Nuria Espert-, medios de comunicación, entre los que figuraban Jesús de Polanco, presidente de PRISA, y Juan Luis Cebrián, director de EL PAÍS, miembros del deporte, como Manuel Santana y Angel Nieto, y un largo etcétera hasta completar los más de seis centenares de invitados. A última hora de la tarde, se anunció la suspensión de los fuegos artificiales previstos en la plaza de Oriente, como consecuencia de los atentados terroristas.

A los invitados se les entregaba al llegar un pequeño cuaderno titulado Firma del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas. Una primera edición se hubo de retirar porque en el capítulo Orden del Cortejo se hablaba de "plenipotenciarios del Reino de la República Helénica". En una posterior edición se corrigió la errata y se escribió "plenipotenciarios de la República Helénica.

Aunque primero fueron firmados en Lisboa y posteriormente en Madrid, los acuerdos rubricados por los 12 Estados miembros de la CEE componen un mismo texto, integrado por dos documentos. Por una parte, está el tratado de adhesión a la CEE y a la Comunidad Europea de la Energía Atómica -tres páginas multiplicadas por nueve idiomas. Por otra parte, él acta con los 403 artículos, también en nueve idiomas, aunque será preciso corregirla después.

Fuera de esta magna ocasión se han quedado los protocolos y las declaraciones que acompañan a los instrumentos de adhesión.

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