Ligera mejora, en un clima de debilidad
La bolsa ha conseguido elevar su índice general en 73 centésimas durante una semana de ida y vuelta, cortada por la festividad del jueves, que definió las dos caras del mercado. La primera fase, lunes y martes, fue alcista, mientras que el miércoles y el viernes se volvió a la apatía de la tanda anterior.Los sectores que han obtenido ganancias en sus indicadores particulares han sido banca (1,57 puntos), alimentación (1,96), inversión mobiliaria (1,31), siderometalúrgicas (1,57) y comunicaciones (0,37). Por el contrario, sufrieron retrocesos electricidad (0,51), construcción (0,13) y químicas (0,07).
Las grandes carteras juzgaron excesivo el repunte del lunes, ya que el viernes anterior se había publicado un incremento del 1 % en el índice de precios al consumo para abril. Precisamente, a lo largo de esta semana, los nuevos datos de coyuntura incidieron en esta expectativa poco favorable para la economía española. Las reservas de divisas han descendido 947 millones de dólares durante el primer cuatrimestre del año, mientras que, a nivel fiscal, comenzaba una sensación de persecución para el dinero negro. Por una parte, se anunció que, desde este mismo mes, los bancos y cajas deberán entregar a Hacienda una relación nominal de los intereses abonados a sus clientes, y se publicó que la Administración iniciará un peinado fiscal que afectaría 300.000 ciudadanos, entre ellos a las fortunas consideradas de elite.
Junto a ello, el precio del dinero preocupa ya seriamente a los analistas. El banco emisor reinició sus subastas del préstamos, que no realizaba desde el pasado 20 de mayo, al tiempo que inyectaba pagarés del Tesoro de su cartera al 14%, en un intento de proteger el tipo de cambio, con lo que se demuestran las tensiones inflacionistas que sufre el sistema monetario. El mercado interbancario reaccionó inmediatamente, y en la sesión del viernes, el dinero a un día se pagaba al 14%, y a 60 días, al 14,375%. La subasta de pagarés del Tesoro del jueves, por su parte, volvió a repetir los tipos marginales de la quincena anterior.
Al mismo tiempo, el mercado ha venido sufriendo cierta presión del papel, de origen incierto, aunque bien podría venir de los intentos para liquidar alguna sociedad de cartera de una entidad bancaria de primera fila. Ante la ausencia de dinero, estas ventas. agravaron la debilidad de la bolsa, que esta semana ha registrado unos volúmenes de negocio diario inferiores a los 900 millones efectivos.
Así, no fue difícil trocar las lanzas en cañas, y en cuanto los cambios flexionaron al alza, el papel dispuesto a cambiar de manos modificó la tendencia. Una vez más, los grandes inversores prefieren esperar y no dejarse arrastrar por factores de tipo psicológico.
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