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El abogado Miguel Bajo medió hace un mes entre Ruiz-Mateos y Crispín de Vicente

El abogado Miguel Bajo Fernández medió ya hace mes y medio entre José María Ruiz-Mateos y el abogado Crispín de Vicente, encargado a la sazón de su defensa, "a causa del enorme deterioro al que habían llegado las relaciones personales entre ambos", según han manifestado fuentes bien informadas. Miguel Bajo continuaba ayer deshojando la margarita sobre la posibilidad de asumir la defensa del empresario jerezano, tras la dimisión de Crispín de Vicente.José María Ruíz-Mateos ofreció personalmente hace 15 días a Miguel Bajo que asumiera su defensa "en caso de que llegara a producirse la renuncia de Crispín". El abogado, que ya hace seis meses efectuó dos dictámenes para el despacho de Crispín, relacionados con la extradición del empresario, rehusó entonces dar una respuesta concreta, haciendo ver al fundador del holding de la abeja las "enormes dificultades existentes para aceptar tal ofrecimiento".

Miguel Bajo fue defensor de dos directores generales de Rumasa, Manuel Sánchez Marín y Luis Romero Agarrado, cuyo procesamiento fue sobreseído por la Audiencia Nacional.

Fuentes jurídicas han puesto de manifiesto la posible existencia de incompatibilidad entre la defensa de éstos -la argumentación básica es que ambos cumplían órdenes emanadas del empresario- y la del propio sujeto emisor de tales órdenes. Miguel Bajo, si acepta la defensa de Ruiz-Mateos, podría verse en la tesitura de tener que inculpar a los dos directores generales a quienes antes ha exculpado.

"Si ahora mismo me exigen una respuesta concreta sobre la cuestión de la defensa de Ruiz-Mateos, diría que no", ha.manifestado Miguel Bajo. "En todo caso, mi decisión estará condicionada a las conversaciones con los equipos jurídicos que hasta ahora han intervenido en la defensa, así como que se despeje el caso de la potencial incompatibilidad derivada de mi defensa previa a dos directores generales de Rumasa".

La venia, indispensable

Para Miguel Bajo, para quien lograr la venia de los abogados anteriores (lo que implica haber resuelto el tema de los honorarios adeudados a ambos bufetes) es condición indispensable para dar una respuesta afirmativa, la defensa de José María Ruiz-Mateos es interesante desde el punto de vista penal. Otra cuestión más compleja es el resto de las demandas en curso, con evidentes implicaciones políticas.Las relaciones entre José María Ruiz-Mateos y Crispín de Vicente venían deteriorándose desde hace meses a gran velocidad. Hace mes y medio ambas partes solicitaron la mediación de Miguel Bajo para que intentara un acercamiento.

Las divergencias, lograron atemperarse momentáneamente, "pero la situación estaba tan resquebrajada que ha terminado por estallar". Ruiz-Mateos no se recataba en afirmar públicamente que su defensa "era una sucesión de causas perdidas", achacando que "su espina" era no haber podido elegir libremente a Crispín, que, como en el caso de Matías Cortés, "le había sido impuesto por Luis Valls", presidente del Banco Popular.

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