_
_
_
_
SAN ISIDRO

Noche racial

La sexta noche de San Isidro 1985 está consagrada a la música racial, a sonidos gestados en las entrañas de dos pueblos de intena experiencia vital: el gitano andaluz y el negro norteamericano. Flamenco y jazz, dos músicas hondas para espectadores de buen oído y amplio corazón y sentimiento; dos músicas que, en contra de lo que piensa la mayoritaria tropa de los que las rechazan por pura y simple ignorancia, ¡o han cesado de evolucionar en as últimas décadas.Si acuden todos los artistas anunciados, el festival flamenco de hoy en el Palacio de los Deportes puede ser de los que hacen época, comparable tan sólo a la corrida le Las Ventas del próximo 7 de julio, con Curro Romero y Antoñete. A partir de las diez de la noche actuarán los Montoya, Lole y Maluel, Enrique Morente y Camarón, acompañados por las guitarras de Habichuela y Tomatito.

Camarón ha dejado varias veces colgado a su numeroso público madrileño. La afición habla y no para de los problemas personales de este cantaor, origen de sus frecuentes espantás. Pero si esta noche se presenta, y si, pese a lo inhóspito para su arte del Palacio de los Deportes, logra calentarse, será, sin duda, la estrella de la velada. Camarón, desde las raíces del flamenco, ha elevado esta música a nuevas cimas y allí ha puesto su nombre para siempre.

Enrique Morente, granadino, es un cantaor de menor potencia que Camarón, pero muy fino, muy sensible y preocupado por buscarle nuevos temas argumentales al flamenco. Lole y Manuel representan la difusión de esta música entre grandes multitudes. Los catedráticos que velan por las esencias de lo jondo pueden considerarlos herejes; los que creen que el flamenco debe combinar la custodia de las raíces con la apertura a otros continentes les van a aplaudir porque ellos le han ganado un público joven a una música que lo es.

Otra de las grandes músicas raciales de nuestro tiempo, el jazz, tiene hoy un magnífico cartel en el Palacio de Congresos y Exposiciones desde las ocho de la tarde: un trompetista estadounidense y negro, Freddy Hubbard, y un saxo británico y blanco, John Surman. Hubbard tanto puede hacer una pieza clásica como dar todo un concierto en clave de funky. Surman es un virtuoso dedicado a la experimentación.

Más información en la página 44

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_