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Johames Rau

El triunfador en el Estado alemán de Renania-Westfalia es un político que habla el lenguaje del hombre de la calle

Johannes Rau, de 54 años, presidente de Gobierno de Renania del Norte y Westfalia y vicepresidente del Partido Socialdemócrata (SPD), se ha convertido, tras la abrumadora victoria electoral del domingo en las elecciones regionales, en la más firme esperanza de la socialdemocracia de la República Federal de Alemania (RFA) de poder derrotar a los democristianos (CDU/CSU) en las elecciones federales de 1987.

Es un socialdemócrata de la derecha del partido, sin mucha carga ideológica y sin especial interés por los problemas teóricos, que sortea a base de simpatía y un indiscutible gancho popular. Rau es "uno de los nuestros", "buen tipo", dicen los obreros de la zona industrial del Ruhr, uno de los bastiones de la socialdemocracia de la RFA Tiene debilidad por el juego de cartas más popular en Alemania el skat (descarte), una especie de tresillo. Los sábados por la mañana, Rau juega partidas en una ta berna de la ciudad donde vive Wuppertal, al sur de la cuenca industrial del Rulir. Hace tiempo tuvo que cambiar de lugar porque las partidas se habían convertido en centro de peregrinación para muchos que querían ver de cerca al hermano Johannes con las cartas en la mano.Ya cincuentón, Rau se casó con Christine, que ahora bordea los 30, una nieta del fallecido presidente de la RFA Gustav Heinemann. Tienen dos niños y forman una pareja idílica, perfecta para los pasquines de propaganda electoral. Podrían servir también para anunciar un yogur a la hora del desayuno o la ropa más blanca lava da con este o aquel detergente. Christine tiene aspecto de chica modosa y dócil, recatada, y cierto aire de pavisosa, pero representa a la perfección el papel de mujer encantadora al lado de hombre importante. Hablan de su flechazo si reparos, y ella le dice: "Ya te advertí el día que nos conocimos que yo tenía una debilidad por lo hombres mayores".

Rau tiene como punto político más fuerte su capacidad de conectar con el hombre de la calle, sabe simplificar la política y reducirla a gestos de simpatía, es capaz de esparcir optimismo en tiempos difíciles, cuando nadie tiene la receta para solucionar los problemas y el elector se orienta según la cara del candidato más agradable. En cierto modo, Rau es el equivalente en versión socialdemócrata del actual canciller de la RFA, Helmut Kohl (CDU), y podrá llegar a ser un serio contrincante. Desde hace años, Rau ocupa una de las vicepresidencias del SPD.

En el congreso del partido de Múnich, hace poco más de tres años, parece que hubo un reparto de papeles entre Rau y Hans-Jochen Vogel, el actual jefe del grupo parlamentario socialdemócrata en el Bundestag. Se habló entonces de que Vogel haría el primer intento contra Kohl y Rau se reservaba quizá para la sucesión de Willy Brandt en la presidencia del SPD. El fracaso en marzo de 1983 de Vogel, que lleva camino de convertirse en perdedor nato, y el éxito de Rau del pasado domingo parecen predestinarle para la batalla por la cancillería de la RFA en febrero de 1987. No le falta experiencia política a Rau, que inició su carrera en las filas de un partido minoritario, el Partido Popular Panalemán, fundado por Heinemann cuando salió de la CDU para protestar por el rearme de la RFA. Tras el fracaso del partido, Heinemann y los suyos, Rau entre ellos, entraron en el SPD. Rau fue alcalde de su ciudad natal, Wuppertal, donde su padre había sido predicador de la Iglesia évangélica. El actual presidente de Renania-Westfalia se distinguió durante los días de la rebelión estudiantil por una polémica con el líder de los estudiantes Rudi Dutschke, en la que Rau quedó en buen lugar a pesar de la habilidad dialéctica de su oponente.

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