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Thatcher ordena una profunda reorganización de los servicios secretos británicos

La primera ministra británica, Margaret Thatcher, ha ordenado una profunda reorganización en la estructura interna de los servicios secretos como consecuencia del! último intento de espionaje a favor de la Unión Soviética por parte de un agente del MI-5, pero se ha negado a poner dichos servicios bajo el control del Parlamento de Westminster.

El factor desencadenante de esta reorganización, que la Prensa británica califica como "la más importante de los últimos 30 años", ha sido la condena a 23 años de cárcel de Michael Bettaney, uno de los agentes del MI-5, por haber contravenido la ley de Secretos Oficiales al pasar documentos secretos a la Embajada soviética en Londres. La ironía del caso es que los soviéticos no hicieron uso de los documentos infiltrados por Bettaney por creer que se trataba de una trampa.La investigación, encargada tras la detención de Bettaney y dirigida por lord Bridge of Harwich, presidente de la Comisión de Seguridad, puso de manifiesto amplias lagunas en la seguridad y control interno de los propios agentes del MI-5, el servicio encargado del contraespionaje en el Reino Unido. Según el informe de la comisión, la vida disipada de Bettaney debería haber alertado a sus superiores de que su inestabilidad podía convertirse en un riesgo de seguridad.

Después de celebrar incontables entrevistas con miembros del MI-5 y de entrevistar en prisión al propio Bettaney, la comisión estableció que durante años el agente se había convertido en un bebedor empedernido, hasta el punto de que, poco antes de su detención, consumía una botella diaria de bebidas alcohólicas. En varias ocasiones, su alcoholismo le había llevado a enfrentamientos en recepciones y fiestas privadas. Sus comentarios cuando estaba bebido -"cuando me retire me podéis visitar en mi dacha", "estoy en el lado equivocado de la verja" y "los alemanes orientales me cuidarían más"- fueron siempre atribuidos a su estado etílico y nunca fueron tomados en consideración.

Bettaney entregó dos documentos secretos a un funcionario de la Embajada soviética en Londres que, según él, era un alto dirigente de la KGB, pero los soviéticos nunca hicieron uso de los documentos por creer que se trataba de la estratagema de un doble agente. Al no recibir noticias de la Embajada soviética en dos semanas, Bettaney se dedicó a acumular documentos delicados en casa.

Al anunciar la reorganización de los servicios secretos, la primera ministra se limitó a manifestar que había encargado al nuevo director general del M1-5 que preparase un informe, en el curso de este año, sobre las medidas que pensaba adoptar para evitar filtraciones dentro del servicio y para someter a todo el personal a una investigación intensiva antes de ser contratado. Sin embargo, las medidas concretas de reestructuración de los servicios, que figuran como apéndices en el informe presentado por la comisión Bridge, han sido calificadas de "secretas".

Thatcher se negó de plano a las peticiones formuladas por la oposición -por boca del líder laborista, Neil Kinnock, y del socialdemócrata, David Owen- en el sentido de establecer una comisión restringida parlamentaria, compuesta por miembros del Consejo Privado de la Corona,,riton el fin de supervisar las actividades de los servicios secretos.

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