Diringentes políticos vascos creen que la nueva campaña de bombas manifiesta la debilidad de ETA
Las bombas colocadas en las playas del Mediterráneo suponen el estreno de ETA Militar en la práctica de terrorismo psicológico indiscriminado, una tentación intrínseca de todo activismo armado a la que los grupos violentos abertzales han seguido muy excepcionalmente, en los momentos más críticos. De ahí que dirigentes políticos vascos y teóricos interesados en el análisis de la lucha armada vean en la campaña contra los intereses turísticos españoles y en los atentados contra intereses franceses los primeros síntomas de impotencia y debilidad de ETAm.
Ese paso representa para estos medios un hecho sintomático de crisis de la organización armada. Mucho más si se trata de un grupo al que se le ha atribuido hasta hace poco un gran potencial organizativo y si se tiene en cuenta que la propia ETAm rechazó despectivamente una campaña idéntica desarrollada hace cinco años por ETApm en un intento desespera do por sentar al Gobierno a la mesa de negociación.Ahora, prácticamente disuelta ETApm, son precisamente los milis quienes siembran de bombas las playas del Mediterráneo. Probablemente, el paralelismo de estos comportamientos no permite deducir que el potencial operativo de ETAm es hoy similar al de los polimilis en aquel momento, pero sí se considera que los milis constatan hoy esa misma impotencia alimentada en la convicción de que sus atentados habituales influyen cada vez menos en las decisiones políticas. Es una sensación que aflora también en sus propios entornos, envuelta en la idea de que el Estado se mantiene a la ofensiva desde hace mucho tiempo y ETA empieza a perder terreno.
Los dirigentes políticos comparten en general la impresión de que los atentados no provocan ya más impacto que las reacciones de horror, repulsa y hastío que se desprende de los mismos hechos, ni más efecto que el fortalecimiento de la voluntad de contrarrestarlos política y policialmente. El acuerdo del Parlamento vasco sobre la violencia, que excluye a ETA de cualquier negociación política, y el pacto de legislatura que desvanece la posibilidad de un frente abertzale PNV-Herri Batasuna, cierran el paso a ETAm y vuelven a dejarla políticamente aislada.
La negociación
Con la campaña del litoral mediterráneo y la explosión al paso de efectivos policiales de coches-bombas cargados con decenas de kilos de Goma 2, los milis tratan de remontar la pérdida de su capacidad coercitiva frente a las instituciones del Estado. Consideran momentáneamente disuelta cualquier expectativa de negociación y probablemente creen que "el poder disuasorio" de que disponen en la actualidad no les permite acudir en situación de fuerza a cualquier negociación.Los milis han desperdiciado varias ocasiones para negociar. Ahora que el Gobierno les ofrece la reinserción, la policía francesa desmantela su retaguardia, surgen las respuestas de los GAL y el Gobierno vasco acepta un papel protagonista en la lucha contra la violencia, son conscientes de que sus atentados mortales, más espaciados en los últimos años, sólo han aportado nuevas cuentas al rosario de casi medio millar de víctimas y se lanzan a "la huida hacia adelante" con la campaña antiturismo y con coches-bomba que tratan de incrementar el impacto de sus acciones.
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