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Los cristianos del sur de Líbano, aislados por la doble ofensiva musulmana

ENVIADO ESPECIALLos cristianos del sur de Líbano quedaron ayer aislados de sus correligionarios del norte del país por una doble ofensiva musulmana coordinada contra las zonas donde están asentados. Miles de ellos huyeron aterrorizados hacia la frontera con Israel, mientras en el Vaticano el papa Juan Pablo II aprovechaba su bendición dominical para pedir, en un llamamiento, que se ponga fin "a la espiral de la violencia y las vendettas (venganzas) -entre cristianos y musulmanes"

Al norte de Sidón, la capital del sur de Líbano, la milicia drusa del Partido Socialista Progresista (PSP), que dirige Walid Jumblat, se apoderó ayer, en tan sólo tres horas, de toda la región del Iklim Jarrub -incluido el pequeño puerto de Jiye, que servía de enlace a los cristianos con el Norte-, y a media mañana controlaba toda la carretera costera hacia Beirut, por donde patrullaban sus vetustos carros de combate soviéticos T-54.Al este de Sidón, el autodenominado Ejército de Liberación Popular (ELP), agrupación de milicias musulmanas y palestinas, prosiguió ayer su avance y se adueñó de las dos últimas localidades del rosario de pueblos cristianos de los suburbios orientales de la ciudad, que empezó a conquistar el jueves por la tarde.

A media mañana, los hombres del Partido Socialista Progresista y del Ejército de Liberación Popular se encontraban victoriosos al noreste de Sidán, mientras miles de cristianos libaneses huían por las carreteras de montaña y dejaban tras de sí sus casas saqueadas e incendiadas, que los pocos miembros de las Fuerzas Libanesas (FL, milicias cristianas unificadas) que permanecían en la zona habían sido incapaces de defender.

Las FL evacuaron el martes el grueso de sus efectivos destacados en el sur de Líbano y los embarcaron en Jiye rumbo a Beirut este, 24 horas antes de que se produjese el repliegue del ejército de ocupación israelí de la llanura de la Bkaa y de la pequeña ciudad montañosa de Jezzin, única localidad meridional no ocupada, donde permanece aún una fuerza armada cristiana de peso, el Ejército del Sur de Líbano (ESL), organizado y financiado por el Estado de Israel.

Desde Jezzin, ahora semicercada por los grupos armados musulmanes, esta milicia proisraelí intentó frenar la progresión de los asaltantes bombardeando masivamente los pueblos cristianos recién conquistados de la periferia oriental de Sidán. Causaron así 10 muertos y 34 heridos en las filas del adversario.

A este resultado parcial que concierne al este de Sidán hay que añadir el de los combates de Iklim Jarrub, probablemente mucho más elevado, y de la posterior ejecución a sangre fría de algunos ciudadanos cristianos que se negaban a abandonar sus hogares como se lo ordenaron los militantes drusos en armas, que no obstaculizaron su escapada hacia el Sur.

La mayoría de los 75.000 emígrantes cristianos forzosos de estos últimos días buscaron cobijo en Jezzin, en una primera etapa que a veces sólo duró unas horas. Porque, a pesar de la promesa de Walid Jumblat de hacer "todo lo posible para proteger" esa localidad, la radio israelí en árabe repetía insistentemente que las tropas de Tel Aviv no intervendrían en defensa de la única ciudad exclulivamente cristiana del sur de Líbano si era atacada, lo que, agregaba, podía suceder de forma inminente.

Zona tampón

En sus automóviles destartalados o en autobuses, numerosos cristianos -2.000, según la emisora nacional israelí- se desplazaron, por tanto, ayer mismo hasta la localidad de Marjayun, situada a ocho kilómetros de la frontera con Israel, donde un recién fundado comité israelí de ayuda a los refugiados les proporcionaba alimentos y les alojaba provisionalmente en escuelas y edificios públicos, requisados horas antes por el ejército de ocupación.

Poco a poco surge así la famosa zona tampón, habitada por cristianos que sustituyen a la tradicional población shií a lo largo del confin con el Estado israelí, con la que el Gobierno de Tel Aviv cuenta para amortiguar e incluso impedir los ataques e infiltraciones de guerrilleros palestinos y shiíes contra su territorio, al que repatriará a su Ejército a principios de junio, tras tres años de ocupación de Líbano meridional.

Si Israel logra su propósito de poner en pie la colchoneta cristiana entre su frontera septentrional y las poblaciones hostiles de Líbano, todas las facciones armadas de este país, desde las Fuerzas Libanesas hasta los drusos de Jumblat, pasando por los palestinos de Sidón, le habrán ayudado a conseguirlo.

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