Los cadáveres golpeados de dos heroinómanas, encontrados junto a una vía de tren en Entrevías
Los cadáveres de dos heroinómanas, ambas de 22 años, fueron encontrados ayer a las ocho de la mañana junto a una vía de tren, a un kilómetro del apeadero de Entrevías por una vecina de la zona, según informó la policía. Las dos jóvenes, María Francisca Pajares Morata y María de los Ángeles Pérez Alcaide, que habían sido detenidas en varias ocasiones por ejercer la prostitución, estaban cubiertas de sangre y presentaban golpes en el cráneo y diversas contusiones por todo el cuerpo. Junto a los cadáveres se encontraron dos jeringuillas.
María Francisca Pajares, que estaba conceptuada como yonqui (consumidor de droga dura), residía en una céntrica calle de Alcobendas, donde vivía con su madre y con un hermano. La joven, que fue vista en la citada localidad en la tarde del martes, llamó a su madre a las 12 de la noche de ese día -horas antes de ser asesinada- para avisarle de que iba a llegar tarde a casa, según manifestaron sus vecinos. María de los Ángeles Pérez vivía en el cerro de la Mica, un poblado de chabolas, muy próximo al cementerio de San Isidro.María Francisca Pajares fue descrita por sus vecinas como una chica muy guapa, que hacía algunos años se había presentado, a Miss Madrid. Vivía con su madre en el número 2 de la calle de la Paz, en las cercanías del Ayuntamiento de Alcobendas. Según sus vecinos, su madre, Marcelina, viuda desde hace unos tres años "tenía una cruz muy grande con ella porque era drogadicta". Según las mismas fuentes, necesitaba unas 20.000 pesetas diarias para pagarse su hábito, y, al parecer, no le faltaban porque, entre otras cosas, practicaba la prostitución. Muchos recuerdan sus continuos viajes a Ibiza y Barcelona, preferentemente.
Intentos de cura
La muchacha fallecida se había sometido en diversas ocasiones a curas de desintoxicación en granjas. En una ocasión se escapó de una situada en Navarra. Su último intento de abandonar el caballo (heroína) había terminado hacía apenas un mes. "Regresé de una granja en Valencia, venía preciosa, y a los dos o tres días volvió a las andadas", dijo ayer una vecina amiga de la familia. El Ayuntamiento de Alcobendas había ayudado económicamente en sus intentos de desintoxicarse.La adicción de María Francisca a la heroína le había deteriorado físicamente. Según los testimonios recogidos en Alcobendas últimamente estaba "como demacrada y tenía un riñón destrozado". Un vecino afirma que frecuentaba la compañía de chavales muy, jóvenes de Alcobendas, y yo los veía en el autobús, agarrados a los barrotes y a punto de caerse. Me daban mucha pena, por ellos y por sus familiares".
La madre de María Francisca "vivía en una angustia permanente", recuerda una vecina. Cuando en la mañana de ayer fue informada de que debía de acudir al Instituto Anatómico Forense para reconocer un cadáver que podía ser el de su hija dijo algo así como "ya me lo esperaba", según la vecina con la que mantiene amistad. Los problemas de Marcelina no terminaban con María Francisca. Su otro hijo, Justo, acaba de salir en libertad provisional, tras cumplir una condena de cinco años.
El cuerpo de María Francisca Pajares pudo ser identificado inmediatamente por la policía puesto que junto al cadáver se encontró su bolso con el carné de identidad. La madre de la muchacha corroboró su identificación a primeras horas de la. mañana de ayer en el Instituto Anatómico Forense, donde habían sido traslados ambos cadáveres para serles practicadas la autopsia. María de los Ángeles Pérez, que carecía de documentación, no fue identificada hasta últimas horas de la tarde. Horas antes la policía había informado que de la otra joven sólo se sabía que aparentaba 18 años e iba vestida con pantalón vaquero, sueter amarillo y cazadora amarilla con franjas azules.
Fuentes de la Jefatura Superior de Policía afirmaron ayer que, con toda probabilidad, las dos muchachas fueron asesinadas durante la noche del martes al miércoles en algún lugar desconocido, y sus cuerpos arrojados posteriormente al lugar donde fueron encontrados: en el arcén de la vía del tren, junto a la avenida de Entrevías y frente al número 95 de la calle Convenio. La muerte, según la misma fuente, debió producirse dos horas antes de encontrarse los cadáveres. Una vecina, que no quiso identificarse, avisó por teléfono a la policía de la presencia de ambos cadáveres.
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