Némesis médica
Muere E. Sempere. Habla su médico en EL PAIS. Ocupa su sitio, pero ¿cuántas veces habrá dudado? De nuevo el horror: cómo la medicina destruye la voluntad y el deseo de vivir. Fuera de su discurso nada existe para ella; sabe, también, condenar a muerte de manera definitiva. La lucha del cuerpo por curarse es lo que no puede tolerar. Para ello establece enfermedades, lugar donde sólo habla la medicina. Quiere ser dueña de toda nuestra vida: su ideal es la prevención absoluta, totalitaria; encomendará ilusamente a la genética el crear un cuerpo mudo (o a la inmunología): pura fuerza de trabajo y de consumo, aun sabiendo que el precio de destruir la capacidad curativa innata es la enfermedad degenerativa (medicalización permanente: hacer un enfermo incurable para que no quepa error, cuando ya se ha perdido la fe en los trasplantes).No sabemos bien del todo cómo hay que ser fuera del discurso médico. También, como otros, estamos sectarizados. Comprendemos otros discursos (H. M. Shelton, I. Illich, J. Clavreul ... ). Difundimos la higiene vital.-
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