Aumentan los sectores en huelga en Dinamarca
Las huelgas que perturban Dinamarca desde hace 10 días se vieron amplificadas ayer al quedar paralizados numerosos sectores de la vida pública y de la economía del país. Asimismo, múltiples piquetes continúan enfrentándose a la policía tanto en Copenhague como en las principales ciudades del país.
Los transportes públicos, el tráfico aéreo, una parte de los transbordadores, hospitales, administración local y regional están viéndose seriamente afectadas. Según la patronal, cerca de 8.000 personas no se presentaron ayer a sus puestos de trabajo, mientras que los sindicatos estimaban en más de 20.000 el número de los huelguistas. Ayer se había decretado un día de movilización nacional por parte de los trabajadores, que incluyó manifestaciones callejeras masivas, bloqueo de calles y algunos lugares estratégicos de la vida económica, como los puertos del país. En la capital, más de 100.000 manifestantes rodearon el Parlamento en protesta por la intervención del Gobierno en el contencioso entre asalariados y patrones, extremo poco frecuente en la vida laboral del país. La intervención gubernamental, lejos de resolver el conflicto y aplacar los ánimos, los ha exacerbado. No sólo los trabajadores mantuvieron paralizados industrias y servicios, sino que además se echaron a la calle, responsabilizando al Gobierno conservador de Poul Schlüter, en minoría, de la situación.
Desafío al Gobierno
Inicialmente, las diferencias entre la patronal y los sindicatos a propósito del aumento salarial en el convenio anual, así como respecto a la duración de la jornada de trabajo -las dos principales reivindicaciones de los trabajadores-, han provocado la suspensión de las negociaciones. Los trabajadores se declararon en huelga, y los empresarios respondieron con el cierre patronal. Fue entonces cuando el Gobierno, en lugar de exhortar a las partes a volver a la mesa de negociaciones, optó por elaborar un paquete de medidas con propuestas muy por debajo de las aspiraciones de los trabajadores. Y a pesar de contar sólo con una mayoría de cinco votos, logró su aprobación en el Parlamento. El conflicto adquirió entonces un cariz político, seguido de enfrentamiento y desobediencia a las decisiones del Gobierno, que han dado lugar a fuertes incidentes con la policía.
El Partido de los Trabajadores (socialdemócrata) y el sindicato LO han apoyado las protestas contra el Gobierno, pero no comparten totalmente las medidas de lucha que no estén encuadradas dentro de la ley.
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