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12 personas continuaban desaparecidas al suspenderse la búsqueda de los ocupantes de dos yates siniestrados

Doce desaparecidos, un joven muerto y tres supervivientes era anoche el resultado provisional dell naufragio de dos yates: El Pirata, de nacionalidad suiza, y otro alemán cuyo nombre se desconoce. Los dos siniestros ocurrieron el lunes en aguas del Cantábrico. El carguero Andra Mari llegó ayer a La Coruña con tres jóvenes supervivientes del yate suizo y el cadáver de uno de sus tripulantes. La búsqueda de los desaparecidos de las dos embarcaciones se suspendió en la tarde de ayer.

Madrid A última hora de anoche no se habían encontrado supervivientes en la búsqueda de los ocho tripulantes desaparecidos del yate suizo El Pirata, hundido el lunes por un golpe de mar cuando navegaba a unas 80 millas del cabo Ortegal (La Coruña), informa Manuel Rivas. A bordo del mercante español Andra Mari, que los rescató de las aguas, llegaron ayer al puerto de La Coruña tres supervivientes -dos muchachos y una joven- y el cadáver de otro joven fallecido en el siniestro.Los jóvenes Bárbara Heuser, Kurt Marfurt y Mikel Siig, de nacionalidad suiza, consiguieron mantenerse a flote en una balsa durante más de siete horas, en medio de un fortísimo temporal, hasta ser avistados a media tarde del lunes por el carguero Andra Mari, que transportaba 930 toneladas de carbón desde Birmingham (Reino Unido) hasta Nápoles.

Era la posición 45 05 N / 08 27 0, a unas 80 millas de la costa embravecida de Ortegal. La tripulación del carguero había comentado una vez más los desaciertos de los pronósticos meteorológicos, que hablaban simplemente ese día de vientos variables. "Si no llega a ser por los partes ingleses", diría el capitán, "no sé cómo andaríamos por la mar". A proa apareció la balsa. Fueron necesarios cinco intentos y una hora de esfuerzos para izar a los tres náufragos y al cadáver de su compañero Andreas Krunmmenacher.

Entre los desaparecidos figura el capitán Peter Seitz, de Leer, en la República Federal de Alemania, y su esposa. El resto era, como los supervivientes rescatados, de edad joven y nacionalidad suiza.

El hundimiento sobrevino, según relato de los náufragos, cuando trataban de arriar las velas ante la potencia del vendaval.

Había problemas en el motor del velero, perteneciente a la casa Plus Suiza, de Zúrich, y con funciones de yate escuela, que se dirigía desde el puerto británico de Plymouth -donde reparó hasta Setúbal, en Portugal. En el momento del siniestro, las dos balsas y el bote de salvainento se soltaron bien, pero los tres supervivientes que llegaron, ayer a La Coruña no volvieron a ver señal alguna en su odisea de varias horas.

"Estaban extenuados", recuerda el capitán del Andra Mari, Cecilio Suárez, de 37 años, que lleva navegando desde los 15, "los avistamos por proa, pero ellos nos daban la espalda, hicimos sonar la sirena y se sobresaltaron; luego me contaron que creyeron vivir un sueño". A Cecilio le sorprendió sobre todo la entereza de la joven, Bárbara, de 29 años. "Los otros se salvaron por ella, había que verla en la balsa".

Andreas, el fallecido, cumplió 18 años en enero pasado. Estuvo nadando y consiguió llegar hasta la balsa. Sobrevivió 10 minutos y pudo decir algunas palabras. Cuando llegó el Andra Mari era ya cadáver. A bordo del mercante, Bárbara permaneció en el puente toda la noche, sin. querer dormir. En la popa del Andra Mari venía el cuerpo, frío ya, de Andreas Krunmmenacher, envuelto en la balsa.

Las operaciones de búsqueda de los cuatro tripulantes del yate alemán que naufragó el pasado lunes a 80 millas al norte de la localidad asturiana de Ribadesella quedaron suspendidas a primera hora de la tarde de ayer sin ningún resultado, informa Miguel Somovilla. Fuentes de la Comandancia de Marina de Gijón, que mantiene una patrullera en las proximidades por si surgieran novedades, informaron que no han sido hallados restos de la embarcación -se desconoce su nombre, aunque su distintivo de identificación por radio es DJUM- ni de sus cuatro ocupantes.

Según las primeras impresiones, y dado que la única protección de los náufragos tras el accidente que puso a la deriva el barco era su chaleco salvavidas, las esperanzas de rescatarles con vida son prácticamente nulas: la zona estaba afectada por un fuerte temporal con olas de hasta 15 metros y la temperatura de las aguas era bastante fría, según un portavoz de la Comandancia de Marina de Gijón.

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