Víctor Pablo Pérez,
director de orquesta burgalés, ha asistido en un mismo concierto a los aplausos más fervorosos y a los pateos más furibundos. Durante la audición del pasado viernes en el teatro Real, de Madrid, tanto él como el pianista José Francisco Alonso recibieron las aclamaciones del público asistente por su interpretación del Concierto número uno, para piano y orquesta, de Prokofiev, y la Sinfonía número ocho de Dvorak. Sin embargo, el entusiasmo se transformó en escándalo al concluir la interpretación de Concierto para orquesta, obra encargada expresamente por la Orquesta Nacional de España al compositor madrileño Carlos Cruz de Castro. Una parte del público pateó y silbó al autor, de 44 años de edad, mientras que la mayoría guardó silencio y un pequeño sector aplaudió brevemente. La obra, de media hora de duración, está estructurada con una introducción y tres movimientos que se interpretan sin interrupción de continuidad a base de staccati (golpes continuos) de todos los instrumentos de la orquesta, mezclados con melodías.
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