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La vecina muralla china o como poner puertas al campo

Los analistas se muestran más tranquilos al cierre de la tanda semanal. No solamente porque el índice general haya flexionado, aunque sea de una forma simbólica, en dos centésimas. Lo que sí valoran positivamente es la detención de la bajada.La resistencia del mercado, además, ha sido significativa. Al final de semana y justo en un momento en que se había roto la cota 112%, no era absurdo sospechar que nuevamente se cosechasen signos negativos. Pero no ha sido así. De todas formas, algunos expertos opinan que este alto en el camino no supone un cambio de tendencia a corto plazo, y a pesar de que en las primeras sesiones de la próxima semana se prevé cierto fortalecimiento, todavía no está tan despejado el panorama como para poder asegurar que ya ha pasado la tormenta.

No falta quien asegura que el mercado no se estabilizará hasta que el sector eléctrico clarifique de una vez por todas cuál va a ser su política de dividendos y no sólo la cuantía de las derramas para el ejercicio pasado, sino también su estrategia a este respecto durante el presente año.

Al lado de las eléctricas, que han perdido un 3,47% en las últimas cinco sesiones, la banca tampoco atraviesa un buen momento. Ayer el corro se comportó mejor que en días anteriores y el saldo de las siete mayores entidades por la caja ascendió a 93.728 títulos a la compra, de los que el Santander recolectó 61.544 acciones con signo positivo. Los operadores, sin embargo, consideran que persisten las disfunciones en el comportamiento de estos valores a causa del nuevo sistema de contratación.

Bien está, dicen, que todos los títulos deban pasar por el ordenador y que los bancos no puedan intervenir para modificar la tendencia del mercado. Pero la experiencia de estos días es que la fría máquina marca unas diferencias importantes para, en muchos casos, cubrir porcentajes muy pequeños de órdenes. Así, el Bilbao tuvo que elevarse 12 enteros ayer, justo en medio de una contratación débil (la entidad registró 8.633 acciones a la compra) que no respondía a ese brusco salto.

Estas oscilaciones terminarán por sembrar el temor entre los inversores, ya que nada permite trazar una previsión del equilibrio entre oferta y demanda que pueda darse en una jornada. Muchos vendedores se encontrarán pillados en una bajada, mientras que los compradores pueden tener que pagar un precio muy alto por un valor para ver cómo al día siguiente la cotización se hunde. Ese comportamiento errático, en definitiva, no favorece a estos valores, que por su idiosincrasia necesitan de cierto reposo y estabilidad. Al mismo tiempo, las pequeñas entidades pueden encontrarse con la imposibilidad de fijar cambio en bastantes ocasiones, lo que tampoco es positivo para su imagen.

Mejor trayectoria presenta Telefónica, que ha ganado 1,21% en el índice general a lo largo de la semana, manteniendo su cotización contra viento y marea, así como el precio del cupón a 18 pesetas. En todo caso, parece que el nivel de autocartera se ha elevado en este proceso y que podría llegar a límites difícilmente tolerables por los responsables del Patrimonio.

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