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Macario Barjas

Carpintero de profesión y veterano líder sindical, ha recibido la medalla de plata del trabajo

Macario Barjas, Maca, de 68 años, viudo, recién operado del corazón, recibió el viernes la medalla de plata del trabajo. Macario, carpintero de profesión, es, con Arcadio y Tranquilino, un mito sindical de la construcción. Fundador de CCOO, fue propuesto por UGT -donde militó en su juventud- para esta distinción. A Maca le parece que la medalla se la han dado a los dos sindicatos, a los hombres de la construcción. "La verdad es que siempre se ha dado a. ingenieros y arquitectos y artistas y gente así, que: no es que: no se lo merezcan, pero ya era hora de que se la dieran a un albañil".

Macario Barjas, Maca, tiene 68 años y el corazón "un poco tocado". Así que se mueve con un cierto cuidado, convaleciente aún de una reciente operación "en la que creí que cascaba". El Maca tiene 68 años y una pensión muy pequeña, porque "como los de la construcción siempre somos eventuales, no te queda nada". Algo le ayuda CC OO, a donde acude todos los días. Y uno, al verlo, piensa cómo es posible que este hombre menudo y tan poquita cosa haya sido capaz de paralizar el sector de la construcción cuando hacerlo era arriesgarse a la cárcel y no había sindicatos, salvo el oficial. Y recuerda que en la huelga de 1973 -"aquella en la que murió el compañero Patiño"- Macario se fue con otros sindicalistas de la rama a San Sebastián a entrevistarse con el entonces ministro de Trabajo, Licinio de la Fuente, y se presentó a él como miembro de unas ilegales CC OO que quería negociar la huelga. El ministro les dio buenas palabras. Y a los dos días fueron detenidos todos en Madrid.Con Arcadio y Tranquilino constituyó el trío más famoso del sindicalismo español. Estaban tan unidos que la policía creía que eran hermanos. Cuando Macario caía le decían: "A tu hermano ya lo hemos cogido tambiéri", refiriéndose a Arcadio. Arcadio murió no hace mucho. Y a Macario se le vela la voz al recordarlo. Tuvieron las mismas dificultades para encontrar trabajo, estuvieron en las mismas listas negras y les negaron el pan y la sal, aunque él, Macario, salvara hace muchos años la vida de un joven ingeniero que sería después el presidente de la patronal de construcción, Iginacio Briones. Briones estuvo a punto de perder el equilibrio en una obra y Macario lo sujetó en el aire.

Este hombre -que cuando el fotógrafo le comenta que ha estado en Bilbao en lo del accidente le pide que tenga cuidado no le pase algo- nació en Veredas en 1916. Su padre trabajaba en las minas de plata y un día cogió a su familia y se marchó a las minas de Peñarroya. Enfermó de silicosis. Y Macario, con nueve años, empezó a trabajar de botones en el bar más elegante del pueblo. Luego, la familia se vino a Madrid. Y a los 16 años se colocó en la construcción.

Después vino la guerra y el batallón de trabajo, y más caídas y detenciones. Y Vallecas. En Vallecas ha vivido Macario desde que llegó a Madrid. Se hizo su casita y allí vivió con su mujer hasta la muerte de ésta, hace unos años. Ahora vive en un piso porque la casita la han tirado y ya no tiene su rosal ni su parra. Pero en fin, sigue en Vallecas. Allí lo conocen todos. Él hizo llorar a miles de vallecanos cuando en un mitin que el PCE celebró en el campo del Rayo recordó los sufrimientos que se habían pasado cuando aquello era un campo de concentración. Y la gente decía que era verdad, y que era así, y lloraba al oírle.

Ahora Macario se pregunta "qué nos pasa" porque añora "cuando todos nos ayudábamos -¿te acuerdas en el barrio?- y nadie se preguntaba de qué partido eras". Y asegura que es optimista y confia en el futuro, aunque "uno esté, ya ves, tan tocado".

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