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El dólar, que ayer ganó casi dos pesetas en Madrid, catapultado por las declaraciones de Reagan

El dólar siguió ayer arrasando en todos los mercados de cambios del mundo, aupado en su irresistible ascensión por las declaraciones del presidente norteamericano, Ronald Reagan, quien en conferencia de prensa celebrada ayer en Washington anunció que no- piensa tomar medidas, para frenar la escalada del dólar y pasó la pelota del problema a la debilidad estructural de las economías europeas. En Madrid, la divisa norteamericana ganó ayer casi dos pesetas (1,92), registrando su cuarto récord consecutivo de la semana frente a la moneda española.

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El Banco de España fijó ayer un cambio medio de 186,614 pesetas, con una apreciación del dólar del 1,03% con respecto a las 184,694 pesetas del jueves. Durante la semana, la peseta se aprecio muy ligeramente frente al franco francés y el marco.Tras cerrar la noche anterior en Nueva York a 185,14/34 pesetas, Madrid abrió en la mañana de ayer con un precio de intervención del Banco de España de 186,10/30 pesetas. El banco central español no compró ni vendió ayer dólares en la bolsa de divisas. Durante la semana cambiaria cerrada ayer, la peseta ha sufrido una serie ininterrumpida de reveses que se traducen en una revalorización del dólar de 6,26 pesetas, con lo que la divisa española- se ha depreciado en un 3,47%.

Esfuerzo europeo

El presidente Ronald Reagan dio ayer una nueva muestra de la conocida versión que los norteamericanos ofrecen del desbarajuste cambiario que sufren los socios comerciales de EE UU: la fortaleza del dólar se debe al hecho de que la recuperación económica del resto de los países está lejos de igualar a del país que preside. En la primera conferencia de prensa ofrecida durante su segundo mandato presidencial, Reagan ha añadido que las rigideces que afectan a las economías de sus socios europeos son el primer responsable de este retraso. Por tanto, los europeos deben esfrozarse por alcanzar el mismo ritmo de crecimiento que los norteamericanos. La paradoja reside en que los capitales necesarios para que ello fuera posible, corren a refugiarse en los Estados Unidos, financiando el déficit y el crecimiento económico de EE UU.Todo parece jugar a favor del dólar: la intervención de Reagan, que insufla ánimos renovados a la fiebre compradora del billete verde en los mercados de cambios europeos; la intervención el día anterior del presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, anunciando una política monetaria más restrictiva, lo que permite augurar un dólar más caro en EE UU y, consiguientemente, unas mejores retribuciones a los inversores en esa divisa. Por si fuera poco, el anuncio de las últimas estadísticas oficiales de la Administración norteamericana referidas a 1984, según las cuales el pasado año fue el mejor para la economía estadounidense desde 1951.

En efecto, el departamento de Comercio ratificó ayer que la economía del país creció en 1984 a un ritmo del 6,9%, el procentaje más alto desde el 8,3% registrado en 195 1. Estas cifras no por sabidas dejaron a propulsar a un dólar eufórico a nuevos récords frente a todas las demás monedas, incluido el marco alemán y la libra esterlina.

La primera ministra británica, Margaret Thatcher, señaló ayer en Washington, donde ha girado una visita oficial de dos días, que se encontraba "muy preocupada por la fortaleza del dólar a expensas de otras monedas. No sólo es un problema para el resto del mundo; también lo es para las industrias norteamericanas que basan su actividad en la exportación. Desgráciadamente", añadió Thatcher, "no tengo una respuesta rápida y sencilla para resolver el problema".

Ronald Reagan ha aludido también a esa doble faceta del problema, que de ninguna forma puede servir de consuelo a los socios comerciales norteamericanos. El presidente señaló que "la carrera del dólar frente a las monedas europeas y el yen japonés perjudica las exportaciones norteamericanas, hasta el punto de que el pasado año el país registró un déficit comercial récord, pero, por otra, hace más baratos los productos extranjeros para el consumidor estadounidense. Y esto ha permitido mantener baja la inflación", subrayó Reagan. "Creo que si tratáramos de reducir el valor del dólar sin resolver el otro aspecto del tema, volveríamos a entrar en la espiral inflacionista, algo que no deseamos de ninguna forma".

Nuevas cotas

Mientras tanto, la cabalgada del dólar siguió en la tarde de ayer en los mercados europeos, a punto de alcanzar la nueva cota de los 3,40 marcos por primera vez en más de 13 años. El efecto, la divisa norte americana subió hasta los 3,393 El billete verde marcó nuevos récords respecto al franco francés (10,373), la lira italiana (2.110), el dólar canadiense (1,395), el franco suizo (2,859) y la libra, que cayó hasta los 1,072 dólares, cada día más cerca del cambio "una libra igual a un dólar". En Canadá, los bancos han reaccionado anunciando una subida del tipo de inte rés básico de medio punto (11,5%.), pero los expertos dudan de que ello tenga algún efecto so bre el dólar. En Europa, los ban cos centrales se mantuvieron ayer escondidos, tras el nulo efecto de las intervenciones de días pasa dos. Una experto cambiario suizo citado por Reuter, señala que "olvídense del tema; el Bundesbank no volverá a intervenir".

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