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Max Theret

El nuevo dueño de 'Le Matin' luchó en la guerra civil española y fundó una cadena de librerías que le ha hecho millonario

Soledad Gallego-Díaz

El nuevo patrón del diario parisiense Le Matin, Max Theret, conoció a León Trotski, participó en la revolución de Asturias, luchó en la guerra civil española como voluntario en un batallón de las Juventudes Socialistas, mandó un comando de la resistencia en los Alpes, inventó una máquina electrónica para hacer copias de fotos en color, fundó la cadena de grandes librerías más importante de Francia, se hizo millonario, y todavía hoy, a los 72 años, se empeña en utilizar su dinero para ayudar a los socialistas a seguir en el poder.

Theret es un hombre pulcro y elegante, ágil como un gato pese a su edad. Su despacho, en una discreta calle cercana a los Campos Elíseos, es pequeño y alegre: sillones tapizados en verde manzana, plantas exóticas y dos cuadros modernos de colores bien vivos. Ha vivido mucho, pero o tiene una naturaleza de hierro, o se ha cuidado con esmero para mantener una figura delgada y una cabeza alerta.El nuevo patrón tiene dos debilidades: el socialismo y España. Guarda con esmero en la cartera su carné de afiliación a las Juventudes Socialistas españolas: fecha, 1932. Él era entonces un joven fotógrafo, metido en política desde la adolescencia, con inclinaciones trotskistas. No en balde había conocido personalmente al revolucionario ruso: "Yo era uno de los militantes que anduvo metido en su entorno cuando vivió en Francia. Era un hombre extraordinario, con una cultura formidable. Hablaba de música, de pintura... En fin, no tenía nada que ver con el salvaje de Stalin". Theret se vanagloria de haber sido de los primeros en denunciar lo que pasaba en la Unión Soviética. La verdad es que nunca le gustaron los partidos comunistas: "En mi época decíamos que el comunismo era una enfermedad venérea". Rechazo recíproco, porque los comunistas franceses fueron quienes más se opusieron, hace unos años, a que Theret lograra el control del periódico parisiense France Soir.

"Siempre he sido militante socialista, salvo cuando dirigía el partido Guy Mollet. Me marché, con otros muchos, porque no estaba de acuerdo con la guerra de Argelia. Volvimos cuando Mitterrand llegó a la secretaría general".

Resulta curioso ver cómo este veterano se entusiasma hablando de Felipe González: "Yo soy un socialista no marxista, y me siento más próximo de Felipe González que de muchos compañeros franceses. Creo que Felipe, con su socialismo liberal, tiene razón y está en la buena línea. De hecho, creo que nosotros vamos ahora también en esa dirección, y me parece muy bien". Los tiempos han cambiado, la economía es muy distinta a la de hace 30 años, y la clase obrera ya no tiene el papel que se le atribuía entonces. Hay que ser modernos, afirma este hombre de 72 años, algo preocupado por tener que ser él, otra vez, quien se lance a una batalla en la que muchos jóvenes no quieren mezclarse.

"Yo he tenido la gran suerte de poder combinar mis ideas y mi trabajo, de forma que ahora me miro en el espejo y me digo que he hecho lo que he podido". Metido en la nueva batalla de dirigir un periódico, Max Theret es consciente de las dificultades y más aún de sacar adelante un diario que todo el mundo identifica con el partido socialista. "Sé que existe ese problema, y creo que soy claro cuando digo que Le Matin fue creado para ayudar a los socialistas a llegar al Gobierno, y que yo lo cojo ahora para ayudar a que permanezcan en él. Dicho eso, tengo que añadir que nunca he recibido órdenes de nadite, y que tengo una independencia económica que me permite no depender de ningún poder".

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