_
_
_
_
_
Entrevista:

Txiki Benegas:"El PSOE puede discrepar del Gobierno, pero nunca en público"

"No soy el delfín de nadie" - "Me he sentido y me siento un blanco para ETA" - "El partido debe que tener su propia autonomía"

Sin que haya pasado aún mes y medio desde su ascenso a la secretaría de organización del PSOE, José María Txiki Benegas se encuentra ahora inmerso en un proceso casi sin precedentes de renovación regional del partido. Los conflictos locales estallan alrededor de un hombre que debe simultanear la tarea de apagar fuegos desde la ejecutiva federal con la de seguir siendo secretario general del Partido Socialista de Euskadi. Los intentos de revitalizar un PSOE eclipsado por la labor del Gobierno constituyen el centro de esta entrevista.

Cuando alguien le pregunta si en realidad es el número tres del PSOE, a raíz de su nombramiento como secretario de organización, lo niega: "Simplemente soy el secretario de organización en una ejecutiva colegiada en la que hay compañeros con tantos méritos como los míos para dirigir este partido". ¿Es el delfín de Felipe González? "No soy el delfín de nadie; tengo una lealtad desde hace mucho al secretario general de este partido, y eso es todo". Tampoco considera que haya sido colocado en su puesto actual para quemarse, "lo que no quiere decir que no corra el riesgo de quemarme, como se corre en cualquier actividad política". José María Txiki Benegas, de 36 años, más de 10 años ya en la dirección de su partido, hace todavía compatible su nueva responsabilidad en la ejecutiva federal del PSOE con la secretaría general del Partido Socialista de Euskadi, desde donde ha encabezado las negociaciones para llegar a un pacto de legislatura con el PNV. "Me he sentido y me siento un blanco para ETA", admite, aunque responde con evasivas cuando se le pregunta si ahora, desde que ha ascendido a un puesto de relieve nacional, corre más riesgos que antes.Pregunta. Usted es un primus inter pares en una ejecutiva que se quiere configurar como una especie de consejo de ministros bis. Es decir, el Consejo de Ministros propiamente dicho queda como algo donde se resuelven problemas técnicos, y la ejecutiva del PSOE cada vez se va a ocupar más de los programas o planes políticos.

Respuesta. Yo no lo llamaría consejo de ministros bis, porque las funciones son muy diferentes, en el sentido de que el Consejo de Ministros tiene la responsabilidad de gobernar España, y la ejecutiva del PSOE, la de dirigir el partido. Tengo claro que el partido no puede quedar subsumido en lo que es la acción de Gobierno; éste desarrolla un programa que es el posible dentro de una determinada coyuntura histórica, dentro de unas determinadas circunstancias de España. Pero el partido no puede terminar su función política en lo que es la propia acción del Ejecutivo, que está delimitada por una serie de condicionantes, entre ellos el de tratar de ser el Gobierno no de un partido, sino de todo un país, lo cual nunca es fácil. En ese sentido, el partido debe tener su propia autonomía a la hora de poder realizar su función política.

El ejemplo francés

P ¿Eso quiere decir que el partido puede discrepar del Gobierno?

R. El partido puede discrepar del Gobierno, pero esa discrepancia nunca puede ser pública, sino interna. Las divergencias, si es que se da esa situación, pueden expresarse dentro de lo que son los cauces internos de la organización. Tener un partido que manteniendo discrepancias públicas, equivoque su fundamental misión, desde un punto de vista de lo que es la reponsabilidad de sostener a un Gobierno, de defender la acción del Gobierno, es una equivocación. Lo cual no quiere: decir que ante determinadas decisiones gubernamentales se pueda plantear en el seno de los órganos de dirección del partido la conformidad, la disconformidad o la necesidad de una explicación de por qué se hace tal cosa.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

P. ¿Se puede estar disconforme con lo que hace un Gobierno cuando el secretario general del partido es el presidente de ese Gobierno, y el vicesecretario general, el vicepresidente? ¿No sería más operativo ir a un sistema parecido al francés, en el que las cabezas del Ejecutivo y del partido son distintas?

R. Yo creo que eso es un error. Configurar una formación política en la que una cosa es el Gobierno y otra la propia dirección del partido, sin ninguna conexión entre uno y otra en los propios órganos de dirección del partido, es una equivocación que han pagado nuestros compañeros en Francia y que en estos momentos está pagando el PNV. Aquí, el secretario general -que es presidente del Gobierno- y el vicesecretario general -que es vicepresidente- escuchan las críticas, las preguntas que se plantean en el seno de la dirección del partido; ellos escuchan lo que ante un determinado problema piensa la comisión ejecutiva, se les da traslado de lo que una determinada parte de la sociedad está pensando sobre algunas decisiones del Gobierno o sobre determinada cuestión. Entonces ahí se produce una comunicación, en la que el Ejecutivo, a su vez, explica cuáles son sus dificultades. Y nunca es bueno que el partido imponga decisiones al Gobierno, que es un sistema absurdo, sino que el partido transmite su criterio sobre determinados problemas y es el Gobierno el que al final, de una forma soberana, adopta sus decisiones.

P. No da la impresión de que el Gobierno haga mucho caso a lo que le dice el partido, sobre todo a tenor de las quejas que se escuchan, privadamente, procedentes, por ejemplo, de UGT.

R. Lo que le puedo decir es que ha habido ocasiones en las que, después de un debate en el seno de la comisión ejecutiva, se han tenido en cuenta los criterios del partido a la hora de tomar una decisión, lo mismo que se pueden tener en cuenta criterios de otros sectores de la sociedad.

P. ¿Está satisfecho de la marcha del PSOE en estos dos años?

R. No estoy satisfecho. Pero en la vida es malo estar satisfecho. Las cosas diricilmente podrían haber sido de otra forma. A los jóvenes inexpertos que iban a durar seis meses en elpoder se nos acumulan los problemas, tanto en lo que puede ser la ordenación del país, en la representación que hemos obtenido en las comunidades autónomas, en los municipios... Así, del orden de 40.000 cuadros, que pueden ser los mejores de este partido, ahora están dedicados no al partido, sino a la tarea de la gestión pública, que es la prioritaria cuando un partido gana unas elecciones; porque a nosotros se nos va a juzgar no por lo que haga el partido, sino por lo que hagan sus hombres, los socialistas, en las responsabilidades de gobierno que tengan en los diferentes estamentos de la sociedad española. Claro, eso también lleva el riesgo de que el partido pierda su propia identidad y quede subsumido en la acción de gobierno.

El escalafón

P. Todo eso es sabido. Pero ahora ya ha habido tiempo para que corra el escalafón, como se dice vulgarmente. ¿No se va a producir ahora un cambio de rumbo, de manera que el partido vuelva a recuperar ese pulso?

R. Estamos empezando. Estamos todavía en las etapas de congresos regionales después del 3Wcongreso. Vamos a tratar de que la mayor parte de los miembros de las ejecutivas de nacionalidad o región sin establecer incompatibilidades formales o estatutarias tengan una dedicación exclusiva al partido. Esto no quiere decir que no sea conveniente que haya una ligazón entre los máximos representantes de esas ejecutivas y las institucíones de gobierno.

P. ¿No han decepcionado un poco a la sociedad española los hombres del PSOE, algunos de los cuales han tenido un comportamiento poco acorde con lo que se esperaba del cambio socialista?

R. Si se habla de la acción de gobierno, yo creo que nuestro problerna ha sido no haber explicado suficientemente cuál era la situación de este país. Quizá nos hayamos equivocado al calcular el tiempo en el que,podíamos hacer las cosas que nos proponíamos. Por lo demás, creo que tenemos uno de los Gobiernos más dignos de la historia de España, pese a que se hayan cometido errores derivados de haber pasado de la clandestinidad al poder en sólo siete años. Dicho. esto, admito que puede haber problemas que hay que corregir: pudiera haber casos de corrupción, que hay que, cortar inmediatamente, o pudiera darse el hecho de que, desde algunos cargos públicos, se pierda la visión fundamental de lo que debe ser el ejercicio de la función pública, pero existen como excepción, y hay que poner todos los medios para que eso no se convierta en algo más amplio.

Un Bandrés para ETAm

"Hace dos años, la sensación de impotencia ante el terrorismo era el Estado quien la sentía, y quienes habían conseguido crear una sensación de impotencia ante, el fenómeno de la violencia eran los terroristas. Hoy ocurre lo contrario: hemos conseguido demostrar que podemos estar, en la vía de acabar con el terrorismo, y los etarras saben que este Estado puede terminar con la violencia. Ahora, el paso fundamental tienen que darlo los partidos democráticos vascos, que, si ya nos hemos puesto de acuerdo en una serie de principios, somos los que tenemos que señalar cuáles son las condiciones que debe aceptar ETA para que haya paz. Si ETA no acepta esos principios, al Estado democrático no le queda más remedio que utilizar todos sus recursos para lograr que los etarras acaben levantando la bandera blanca". "Ojalá surja pronto en ETA -porque no va a surgir en Herri Batasuna- el hombre que diga de una vez: 'Se han acabado los tiros'. Hace falta alguien que haga en ETAm el papel que hicieron Onaindía y Bandrés con respecto a ETApm".Txiki Benegas se muestra optimísta sobre las posibilidades de hallar una solución para la violencia en Euskadi. Lo mismo que se muestra optimista sobre el futuro del pacto suscrito con el PNV, subrayando la seriedad con que el acuerdo socialistasnacionalistas parece haber sido abordado por el lendakari Ardanza: "Todo pacto político nace de un acuerdo de principios que luego hay que mantener día a día. El pacto hay que mantenerlo vivo cada día, pero nadie ha esperado que el propio documento, por sí mismo, sea la panacea de todos los problemas".

Cuando se le pregunta si el PS de Euskadi constituye hoy la única presencia del Estado en el País Vasco, Benegas admite que "eso se aproxima a la realidad, pero puede convertirse en una exageración. Quizá la presencia del Estado más combativa frente a determinadas actitudes violentas del nacionalismo vasco sea el Partido Socialista; pero no se puede olvidar que el Estado está presente en el País Vasco, que hay fuerzas de seguridad".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_