Luciana Castellina

Luciana Castellina, de 55 años, nacida en Roma, se afilió al PCI cuando, iba a la escuela, en 1947. Fue en la madurez cuando sus críticas al partido en II Manifesto y sus exigencias de democracia interna propiciaron su expulsión en 1969. No fue, sin embargo, un adiós a la política, sino el inicio de un viaje diferente por cuenta propia. Con otros disidentes del PCI creó el Partido Unidad Proletaria, en cuyas listas fue elegida diputada al Parlamento Europeo. Al mismo tiempo, impulsó el movimiento por la paz en Italia. Ahora ha vuelto al PCI.

Este viaje de ¡da y vuelta alrededor del Partido Comunista Italiano (PCI) no ha sido inútil para Luciana Castellina. Aunque alguien pensara que ha regresado al mismo lugar -lo que ella considera inexacto-, la separación y, en su caso, el reencuentro han valido la pena, porque el desencuentro anterior era real. Si algo transmite Luciana Castellina es un profundo amor a la coherencia, un desdén hacia las opciones superfluas o caprichosas. Como si esta mujer de hermosos ojos verdes, unos ojos que parecen haber pasado por todas las tempestades, que incluso pudieran haber llorado cinco minutos antes y que, no obstante, buscan la risa, la ternura y la burla como terreno propio, hubiera alcanzado un compromiso personal entre el relativismo de las formas y las cuestiones esenciales de la vida. "Abandonar el PCI fue difícil, pero también necesario, porque no había condiciones para seguir. Y ahora he vuelto porque muchas de las dificultades de 1969 que provocaron la creación del PUP se han solucionado"."Ante todo, soy periodista", afirma Luciana Castellina para explicar sus ¡das y venidas -otra suerte de viaje- entre el periodismo y la política. Primero trabajó en el diario Paese Sera, al que más tarde abandonó por el trabajo interno en el PCI; regresó al periodismo con Il Manifesto, y de nuevo ha dejado la pluma por el Parlamento y su labor coordinadora en el movimiento pacifista.

Luciana Castellina ha estado en Madrid el pasado fin de semana para participar en las reuniones del comité de enlace del END, el organismo para el desarme nuclear que integra a todo el arco ideológico del pacifisimo europeo. "En Italia, como en toda Europa meridional, el pacifissmo ha sido algo tardío, mientras que en el centro y en el Norte cuenta con una mayor tradición, porque el peligro de la guerra parecía estar en Berlín, en el centro. Eso explica que el movimiento pacifista italiano haya empezado a reaccionar a partir de agosto de 1981, cuando se supo que se iban a instalar misiles en Sicilia".

Considera al pacifismo como el movimiento de los años ochenta, al igual que el ecologismo lo fue en los setenta y el feminismo a finales de los sesenta. "El feminismo tambien fue algo tardío en mi vida, porque yo pertenezco a una generación anterior, que no hablaba de liberación de la mujer, sino de su emancipación. Nuestro problema era la igualdad, y todo lo que hacíamos era para afirmar que éramos iguales al hombre. Mientras que al comienzo de los setenta lo que se afirma es que somos diversas, pero no inferiores. Y este descubrimiento me enseñó a comprender cuánto me he esforzado en parecerme al hombre queriendo ser una mujer emancipada; un esfuerzo que he pagado muy caro y que me ha dejado muchas cicatrices".

Tiene dos hijos: una chica que ha cumplido ya los 30 y un hijo de 29 años; "pero todavía no soy abuela", recalca, llena de viveza latina. Ambos son enconomistas y viven en Nueva York. "Me han abandonado", se queja teatrera y risueña, inventándose tina divertida cara de melodrama. Casada y divorciada, posteriormente mantuvo relaciones con Lucio Magri, otro expulsado del PCI, cofundador de Il Manifesto con Rossana Rosanda, y creador con Castellina de Unidad Proletaria. "Es lógico emparejarse con compañeros políticos; quizá fuera interesante probar con hombres ajenos a la política; pero en mi caso es normal que me enamore de una persona con la que vivo los acontecimientos políticos".