China importará este año tecnología por valor de 175.000 millones de pesetas
La República Popular China espera importar durante 1985 más de 1.000 artículos distintos de tecnología avanzada, por un valor superior a los 1.000 millones de dólares (unos 176.0% millones de pesetas), ha manifestado el vicepresidente de la comisión de planificación estatal china, Fang Weizbong.
La presentación de la delegación china en Davos había levantado una notable expectación entre la nutrida concurrencia de más de 750 importantes hombres de negocios -banqueros, altos directivos de firmas multinacionales, funcionarios de distintos gobiernos- que se han dado cita en el simposio que anualmente organiza en esta estación alpina suiza el Europan Management Forum. Días antes de su presentación ya estaba completo el aforo del local destinado al acto, por lo que fue necesario habilitar uno de mayor capacidad. Ello revela claramente hasta qué punto es China actualmente la estrella de los mercados exteriores para todas las economías desarrolladas de Occidente.Las importaciones chinas de tecnología media y avanzada supondrán un desembolso de más de 2.000 millones de dólares durante el pasado año y el presente. De acuerdo con Fang Weizhong, la República Popular de China atrajo en 1984 proyectos de inversión extranjera por importe de 4.800 millones de dólares (unos 840.000 millones de pestas), incluyendo joint-ventures y créditos financieros.
Durante el pasado año se firmaron 700 proyectos industriales con participación extranjera, número que equivale a la totalidad de los registrados durante los cinco años que van de 1979 a 1973. Fang Weizhong trazó las líneas maestras de la política económica china para las dos próximas décadas. De acuerdo con ello, el objetivo de Pekín consiste en sentar durante los próximos años las bases de una adecuada infraestructura industrial y de servicios que haga posible un crecimiento rápido en la decena siguiente.
Apertura a Occidente
Esta estrategia abre enormes posibilidades para las empresas occidentales, posibilidades que no debería ignorar la industria española. En primer lugar, China pondrá en marcha en esa primera etapa una serie de proyectos de desarrollo esenciales en materia de energía, transporte y procesado de materias primas. El séptimo plan quinquenal (1986-1990) colocará el énfasis en apuntalar lo ya realizado en este terreno durante el sexto plan.Por ejemplo, se construirán un número importante de centrales hidráulicas de mediano y gran tamaño, un buen número de centrales térmicas y varias centrales nucleares en zonas costeras de gran consumo eléctrico. En el citado séptimo plan se quiere añadir una capacidad instalada de entre 25 y 30 millones de kilovatios.
En la industria del carbón se esperan unos incrementos de producción anual del orden de los 30.400 millones de toneladas en el citado período de 1986 a 1990. En cuanto al petróleo, la prospección de nuevos yacimientos recibirá un fuerte impulso, tanto en tierra como en la plataforma marítima. Existen también programas de expansión para la industria química, metalúrgica, materiales y maquinaría de construcción y la electrónica. Un esfuerzo significativo será desplegado para mejorar la infraestructura de comunicaciones, transporte y telecomunicaciones. Según Fang Weizhong, "existen posibilidades para la inversión extranjera en prácticamente todos los campos de la actividad económica".
Los productos de consumo fueron también citados, quizá por primera vez, como uno de los campos a explorar por aquellas compañías extranjeras que quieran probar fortuna en el mayor mercado potencial del mundo.
A ese mercado se están sumando cada día nuevas masas de población, incluso rurales. En efecto, el sector agrícola chino ha registrado unas tasas de crecimiento anual del 9,1% durante los cinco últimos años de hecho, los ingresos netos per capita de la población campesina china han crecido en los últimos cinco años a una tasa media del 15%, lo que permite sentar las bases para un crecimiento posterior que relance la demanda de bienes de consumo.
La tasa de crecimiento del sector industrial ha sido en el mismo período de 8,9% como media anual, habiéndose disparado al final del período, ya que del 10,5% de 1983 se pasó al 13,6% durante el pasado año para 1985, la tasa de crecimiento de la producción industrial y agrícola china puede oscilar entre el 8% y el 10%.
Uno de los problemas claves a los que se enfrenta el desarrollo chino, según Fang Weizhong, es la carencia de una mano de obra especializada, carencia que el Gobierno, de Pekín quiere empezar a suplir mediante los oportunos programas de formación.
China está construyendo "un sistema económico socialista adaptado a las peculiaridades locales", en palabras de Fang Weizhong. "Sabemos que si queremos alcanzar las metas fijadas debemos permitir a los hombres de negocios extranjeros obtener beneficios". Según esto, se trata de poner a punto un sistema de precios ligado al as fuerzas del mercado. "Las empresas que no tengan éxito tendrán que ir a la quiebra, y los trabajadores que no cumplan su tarea, a la calle. Vivimos en un mundo interdependiente y las puertas de China están completamente abiertas a quien quiera entrar".
Optimismo sobre la economía
Los líderes políticos y económicos del mundo occidental reunidos en Davos han expresado mensajes de optimismo, a pesar de los problemas pendientes que tiene la economía mundial. Este mensaje subliminal fue ya transmitido el pasado viernes en la sesión inaugural del simposio de la European Management Forum (EMF) Foundation.La situación de las economías occidentales es ahora bastante más esperanzadora que hace dos años, señaló Raymond Barre, ex ministro francés y presidente del simposio. El recuerdo del primer choque petrolero, en 1973, o del segundo, en 1979, es ahora casi un sueño o una pesadilla. El mundo occidental ha efectuado ya el necesario ajuste y sus economías se encaminan hacia un nuevo modelo de sociedad, presidido por la información y los servicios. Para Barre, en este éxito han tenido casi todo que ver las iniciativas tomadas por los empresarios y el despeje de los interrogantes que existían hasta hace muy pocos años. "Sólo es posible avanzar cuando las reglas del juego están bien definidas y son estables".
Helmut Kohl, canciller de la RFA, dirigió el discurso de apertura, un discurso de tono triunfalista, militante y optimista. Kohl empezó haciendo fe de la profesión del empresario y señalando que en su país los empresarios gozan ahora de unas simpatías de las que no gozaban hace años, lo cual está contribuyendo en buena medida a lo que alguien ha calificado ya como el segundo milagro alemán.
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