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Reportaje:

La plana mayor de los empresario mexicanos desembarca en las filas del derechista PAN

Los empresarios mexicanos han desembarcado en la política con su equipo titular ante las elecciones parlamentarias del mes de julio. Aunque no faltan los eternos ganadores, que se han inscrito en la nómina del Gobierno, todos los pesos pesados han ocupado su espacio natural en el Partido de Acción Nacional (PAN) cuyo programa pone énfasis en la reprivatización de sectores económicos que hoy monopoliza el Estado, entre ellos, la banca.

Alentados por la crisis económica, que según su teoría electoral debe restarle votos al PRI (Partido Revolucionario Institucional), casi todos los ex presidentes de organizaciones patronales, cámaras de industria y agrupaciones empresariales de todo tipo han sentido la llamada imperiosa de la política. Sus cargos anteriores les dieron suficiente notoriedad para no necesitar presentación ante su electorado. Su patrimonio personal es su programa: empresas saneadas y eficientes frente a un Estado al que los políticos tradicionales llevaron cerca de la bancarrota. Esconden cuidadosamente que el éxito de sus industrias se debió en buena parte a un generoso proteccionismo mantenido durante décadas por el Gobierno a cambio de su neutralidad política.La entrada abierta de los empresarios en la carrera electoral es la respuesta aplazada a la nacionalización de la banca. La iniciativa privada se desvinculó del pacto con el sistema porque considera que fue roto unilateralmente por esa decisión agónica de López Portillo, que su sucesor ha incorporado a regañadientes al ordenamiento básico de la economía.

El régimen entiende, por el contrario, que son los empresarios quienes han roto las reglas de juego con este desembarco masivo en las filas de la oposición. A partir de este análisis, el PRI ha iniciado una áspera polémica con el sector privado. El propio presidente, Miguel de la Madrid, rompió el fuego con un discurso inusualmente duro, en el que tachó a algunos empresarios de traidores a la patria.

Los principales líderes del partido oficial han entrado en la pelea con declaraciones casi diarias. Su presidente, Adolfo Lugo Verduzco, ha arremetido contra aquellos que "con propósitos electoreros, pretenden hacer fortuna política con los problemas. del pueblo". Descalificó a la reacción (el PAN), porque a falta de proyecto político propio, manipula como un hecho aislado una crisis que afecta a todos los países en vías de desarrollo.

El presidente de la Confederación Patronal Mexicana (COPARMEX), Alfredo Sandoval, ha contestado que los empresarios son patriotas, "que siempre se la han jugado por México y se la seguirán jugando". Ha defendido a sus colegas que, a título individual y sin ningun apoyo corporativo han decidido inscribirse en la campaña electoral.

Circular abstencionista

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La COPARMEX se ha lavado las manos en esta disputa con una circular en la que invita a todos sus directivos a abstenerse de figurar en actos de campaña, y recuerda a los candidatos que deben renunciar previamente a sus cargos. A título de declaración de principios, se señala en el texto que esta organización no aspira al poder, político ni tiene vínculos con ningún partido, aunque no es ajena a los problemas del país y lucha porque se respete la libertad de opinar y disentir. Entre sus postulados básicos figuran la libre empresa, la propiedad. privada y la democracia.El PAN no ha vacilado en declarar, a través de su portavoz, Gonzalo Altamirano, que presentará en sus listas "a muchísimos empresarios". Cinco de sus siete candidatos a diputados por Sonora lo son. Algo similar ocurrirá en otros Estados en los que aún no se han hecho públicas las listas.

Entre ellos están Manuel Clouthier y José María Basagoiti, dos hombres que se han destacado enla defensa de la libre empresa.

Su candidato a gobernador por Nuevo León, Femando Canales, se permite decir a sus 38 años que ya no necesita de más recursos para el resto de su vida. Heredero en tercera generación. de una empresa de aceros que está entre las cincuenta primeras del país, trata con ello de manifestar a su electorado que no tiene por qué entrar a saco en las arcas del Estado como lo han venido haciendo los políticos. Admite, sin embargo, que su adversario del partido oficial, Jorge Treviño, está en situación económica similar a la suya.

La última aportación de Gonzalo Altamirano a la polémica ha sido esta declaración: "En el PRI están los empresarios vergonzantes que protegen sus intereses cobijados en el poder; en el PAN militan aquellos que dan la cara y luchan por los intereses del país". Los líderes sindicales priistas han desautorizado a estos empresarios porque pretenden combinar el poder económico con el político.

La izquierda asiste como mero testigo a esta pelea singular, en la que el PRI arremete contra los empresarios por afiliarse al PAN, pero no vacila a su vez en utilizar hombres de industria y tecnócratas de variada experiencia para restaurar su imagen al tiempo que se desprende de viejos políticos demasiado manchados por la corrupción.

La crisis genera inseguridad

Pablo Gómez, secretario general del PSUM (Partido Socialista Unificado de México) describe estas escaramuzas como una consecuencia natural de la derechización que se registra en todo el país. No sólo en el sistema político, sino también en la sociedad. "La crisis genera inseguridad y como un acto reflejo muchos se inclinan a posiciones más conservadoras. Los empresarios han sabido aprovechar esta coyuntura y se presentan como inmaculados, cuando ellos son la contraparte de la corrupción".Este avance general de la derecha ha sido detectado por muchos analistas dentro de las filas del PRI, un partido donde lo institucional parece haber barrido definitivamente a lo revolucionario. "Entre los candidatos ya destapados", dice Pablo Gómez, "no hay uno solo que represente a sus corrientes más progresistas. La derechización del PRI es el resultado de un proceso que se ha venido gestando desde hace varias décadas y que en este sexenio se expresa por el abandono del populismo".

Igual que en otras partes, el PRI niega estas acusaciones y justifica su política económica de "realismo y austeridad" como la única posible en estos momentos. La defensa de los intereses obreros y campesinos se mantiene en su retórica aunque los salarios hayan perdido en solo tres años Un tercio de su capacidad adquisitiva, según el análisis que hace la izquierda.

El reparto de votos en las últimas elecciones se ha estabilizado en tomo a estos guarismos: 70% para el PRI, 20% para la derecha y 10% para la izquierda. Estos últimos no esperan grandes avances, aunque pueden progresar algo en la capital. La verdadera batalla se va a jugar entre el partido oficial y el PAN.

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