Claudio Boada, presidente, y José María Amusátegui, nuevos consejeros ejecutivos del Banco Hispano Americano
El expresidente del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH), Claudio Boada, tomó posesión ayer definitivamente de la presidencia del Banco Hispano Americano, tercera entidad financiera del país, en el curso de una breve reunión del consejo de administración del Hispano. Boada sustituye a Alejandro Albert, hasta su dimisión el más jóven de los presidentes del club de los siete grandes bancos españoles. Unas horas antes, en la tarde del pasado jueves, el presidente del Gobierno, Felipe González, recibió -por espacio de una hora- al presidente del Banco de Santander, sexto banco del país, Emilio Botín. Aunque no ha trascendido el contenido de la conversación todo hace indicar que en ella se trató de la preocupación del sector financiero por el "intervencionismo" del Banco de España en la solución dada a la crisis de sucesión del Hispano Americano.El consejo de administración del Hispano Americano se reunió por tercera vez esta semana. En la primera sesión -el pasado lunes- se nombró presidente en funciones al vicepresidente Antonio Basagoiti y se tomó conocimiento de la disposición de Boada a ser el nuevo ejecutivo de la entidad, así como el rechazo al cargo del director general de La Caixa, José Vílarasau. El martes se ofreció formalmente la presidencia a Boada; ayer, el empresario catalán tomó posesión del cargo. Previamente, había sido nombrado consejero. El único requisito formal que le falta a Boada para ejercer es la inscripción en el Registro de Altos Cargos.
La primera propuesta de Boada, aceptada por el consejo, fue la de nombrar consejero y miembro de la comisión ejecutiva del banco a José María Amusátegui, pendiente de que se formalice su dimisión como presidente de CAMPSA. Una vez más el destino profesional de Boada y de Amusátegui permanece unido, hasta tal punto de que en medios financieros se afirma que "el Hispano ha fichado a Boadasátegui".
La operación de sucesión del Hispano Americano -saldada con la presencia de un hombre ajeno al banco hasta ayer, y en la que sin duda ha tenido que ver el Banco de España, con el que el Hispano negocia importantes ayudas financieras para sanear el grupoha causado enorme preocupación entre el resto de los grandes bancos del país. Desde hace 10 días, los presidentes de los grandes bancos están en contacto, personal o telefónico, permenente. Altos ejecutivos de estos bancos no dudan en calificar la actitud de la autoridad monetaria de "intervencionista".
Botín, con González
Por ello se interpreta la entrevista González-Botín como un intento del banquero de expresar a la más alta instancia ejecutiva del país, su preocupación por esta "línea de intervención". Botín fue el primero que ofertó al Hispano la posibilidad de instrumentar ayudas de la banca privada para sanear el grupo y evitar la presencia en el problema del Banco de España. Posibilidad que fue rechazada. Sin embargo, otros medios financieros entienden que la entrevista con Felipe González debería haber sido presidida institucionalmente con los representantes orgánicos de la banca -Rafael Termes, presidente de la patronal y Alfonso Escámez, líder actual del grupo de los siete grandes- y no por un banquero particular, aunque éste sea de la talla de Emilio Botín.La sustitución de Alejandro Albert por Claudio Boada, hombre al que se vincula muy estrechamente con el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, ha levantado de nuevo los temores del sector de que se camine hacia una nacionalización defacto de las principales instituciones financieras privadas. A las suspicacias hechas públicas el año pasado de que se estaba procediendo a un control del Estado, de la actividad bancaria a través del crecimiento de los coeficientes obligatorios que tienen que cumplir las instituciones financieras (lo que, en opinión de algunos expertos del sector, deja las cuentas de resultados a merced de la retribución que la Administración quiera dar a la mitad del pasivo que se tiene que invertir para cubrir los coeficientes) se ha añadido ahora el temor de una nueva, y más directa intervención de los poderes públicos en la vida interna de los bancos.
Aunque la versión oficial de la banca señala que el nombramiento de Claudio Boada ha sido un acto autónomo del consejo de administración del Hispano que ha contado con el beneplácito del Banco de España, de manera extraoficial no deja de reconocerse que también hay que considerar el posible factor de presión ejercido por esta institución o de Economia a la hora de que saliera definitivamente este nombre consensuado en el consejo de administración.
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