Miguel Boyer anuncia consultas a los empresarios para implantar el impuesto sobre el valor añadido

La cumbre exportadora desarrollada durante dos días en Madrid ha pedido que el Estado asuma una "parte importante" de las cuotas empresariales a la Seguridad Social para evitar los "problemas muy graves" que planteará desde 1986 el impuesto sobre el valor añadido (IVA). Al clausurar las jornadas, seguidas por dos millares de empresarios, el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, anunció que abrirá un turno de consultas sobre cómo implantar el tributo, cuyo proyecto entrará en las Cortes a principios de febrero próximo. Con sus conclusiones, los reunidos se preparan para afrontar una fuerte desaceleración de las ventas al exterior si el récord histórico de 1984 las ha elevado en volumen casi un 20%, para el presente año se prevé como mucho el 5%.

Las respuestas de Boyer ante las extensas conclusiones de la Cumbre -unas generales, otras sobre cada uno de los nuevos mercados analizados- intentaron tranquilizar a los asistentes y rebatir algunos de sus juicios. Sobre el proyecto anunciado el martes de rebajar de nuevo la desgravación fiscal a la exportación para adaptarla al IVA, dijo que existe un compromiso internacional derivado del anterior proyecto de UCD para aplicar el impuesto en 1985 (el texto quedó suspendido en las Cortes al convocar las elecciones de 1982); "no lo haríamos por razones presupuestarias (aumentar los ingresos del Estado), pero es probable que debamos hacerlo por los motivos antes apuntados", dijo.Igualmente, matizó que el Gobierno no ha renunciado a reducir las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social ni a que las mismas sean desgravadas a la hora de exportar cuando se aplique el IVA, "como en otros países". Tras confirmar que el proyecto del nuevo impuesto entrará en las Cortes a principios de febrero, anunció que habrá "un turno de consultas sobre cómo adaptarlo".

Antes de contestar a otras afirmaciones escuchadas -la principal: que el éxito exportador se ha debido en gran parte a la caída del consumo interior en 1984-, el ministro enumeró los récord del ejercicio: las ventas al exterior han crecido cerca de un 20% (3.950 millones de dólares), lo que ha contribuido a reducir el déficit comercial en 4.250 millones de dólares (un 45%). Con el aumento de 1.000 millones de dólares en los ingresos por turismo, el superávit de la balanza por cuenta corriente ascendió a 2.013 millones de dólares. Como las inversiones extranjeras han aportado otros 1.960 millones de dólares, las reservas han mejorado en 4.600 millones de dólares (hasta 15.788 millones).

Conclusiones

Agregó que tales exportaciones no se han efectuado con pérdidas, ni para suplir la caída de la demanda interna (consumo e inversión). Frente a lo ocurrido hasta 1982, los costes de producción han sido muy inferiores a los precios cobrados: 3,4 puntos en 1983 y 5,8% en 1.984. Asimismo, tales precios fueron mayores que los interiores: 18,6% y 12,2%. en 1983, respectivamente, y 13% y 9,5% en 1984. Para apoyar estas afirmaciones, resaltó que las ventas españolas han ganado terreno en los países industrializados ("hemos logrado por primera vez en muchísimos años un superávit comercial"), compensando la baia en los países petroleros y en Iberoamérica.También como prueba de los beneficios exportadores dijo que hubo menores presiones en el crédito, síntoma de que las empresas elevaron autofinanciación.

Su opinión de que no será fácil repetir un año como 1984 había sido ilustrada por el secretario de Estado de Comercio, Luis de Ve lasco, quien vaticinó para 1985 un aumento real en las exportación del 4% al 5%, un déficit comercial de 4.000 millones y un superávit por cuenta corriente superior o similar al de 1984. Aunque persistirán algunos factores positivos (crecimiento real del 6,5% en el mercado industrializado, sobre el 11% de 1984, continuidad de la política económica y de promoción de las exportaciones), la posición efectiva de la peseta tenderá a un paulatino descenso de la competividad, la demanda interna se reanimará y el listón (exportaciones mensuales por una media de 320.000 millones de pesetas) ya está alto.

Bajo similares presagios fueron formuladas las conclusiones por José María Figueras (Cámaras de Comercio) y José Luis Cerón (CEOE). Según el primero, el éxito de 1984 ha tenido por protagonistas a los empresarios, pues todavía no se ha creado confianza y aparecen medidas preocupantes (rebaja de desgravaciones, IVA, anuncios de que "se han acabado muletas y ortopedias").

Entre las conclusiones de la Cumbre, leidas por José Luis Cerón (CEOE), fueron destacadas la urgente necesidad de negociar correcciones a los problemas "muy graves" que planteará el IVA a la economía y a la exportación, "que para muchos sectores puede suponer incluso su desaparición"; el nivel todavía insuficiente de las ventas al exterior, que deberán crecer para compensar el aumento de las importaciones derivado de la reactivación; el imprescindible desarrollo de los aspectos estructurales y duraderos; la urgencia de mejorar la información y agilizar los circuitos; un marco legal y financiero estable; agrupar a pequeñas y medianas empresas en redes de servicios comunes; y la potenciación y Presencia empresarial en los apoyos oficiales, en especial los dirigidos a operaciones combinadas.