Asignatura pendiente en el Pacífico
EL PRESIDENTE François Mitterrand acaba de emprender bruscamente un viaje a Nueva Caledonia; su decisión, rápida y audaz, refleja la gravedad de la situación que se ha creado allí y de las repercusiones que tal situación puede acarrear para el prestigio de Francia.Hace dos semanas, cuando ya estaban al rojo los enfrentamientos entre los colonos blancos de origen francés, los caldoches, y la población indígena, los canacos -entre los cuales tiene una influencia considerable el Frente de Liberación Nacional Canaco, que sostiene una lucha persistente en favor de la independencia de la isla-, el Gobierno francés envió a Numea, con plenos poderes, a Edgard Pisani, que ha ocupado en diversas etapas cargos ministeriales en París y que ha sido miembro, asimismo, de la Comisión Europea en Bruselas. Pisani inició negociaciones con representantes de las dos poblaciones y propuso un plan que preveía la celebración de un referéndum en el próximo mes de julio; ese plan acogía en cierta medida las reivindicaciones canacas. Ofrecía a los votantes dos opciones: o seguir como ahora, o un Gobierno soberano de Nueva Caledonia, una independencia de la isla, si bien con limitaciones; se mantendrían determinadas relaciones con Francia, que conservaría de hecho competencias en materias de defensa y relaciones exteriores. En todo caso, la reacción de los independentistas fue más bien favorable.
Todo cambió cuando, al surgir nuevos choques e incidentes, uno de los principales dirigentes del FLNKS, Eloi Machoro, murió en unas circunstancias muy especiales: no parece dudoso que su muerte fue causada por el disparo de un tirador de elite de la gendarmería francesa, y además, una vez que su personalidad había sido establecida. La acusación de los independentistas de que la orden de matar fue dada por Pisan¡ no es verosímil. Pero existen actitudes de absoluta intransigencia, de cerrilismo total, para impedir como sea que Nueva Caledonia logre la independencia; entre los colonos blancos de Numea, desde luego, pero tambien en los medios de la oposición de derecha en París. Las circunstancias de la muerte podrán o no aclararse. Pero la intención era, obviamente, sabotear la apertura que Pisani había iniciado en nombre del Gobierno socialista francés. Francia dispone hoy en Nueva Caledonia de efectivos militares y de policía para poder "mantener el orden". Un independentista ha declarado a un periodista francés: "Sabemos que Francia, por la fuerza, puede aplastarnos". Las declaraciones de las fuerzas políticas francesas que se oponen al presidente Mitterrand empujan hacia soluciones "de fuerza". Para el Gobierno socialista, someterse a tal presión significaría un grave desprestigio, tanto ante la opinión de izquierda como en el plano internacional.
El viaje de Mitterrand indica la voluntad de salvar el proyectó elaborado por su enviado especial, Edgar Pisan¡, de poner en marcha un proceso democrático electoral susceptible de desembocar en una solución de independencia. El principal enemigo de este propósito reside en los prejuicios neocolonialistas, racistas, que tienen su expresión extrema entre los caldoches de Nueva Caledonia, que recuerdan por sus palabras y sus expresiones a los pieds noirs de Argelia, convencidos de que los pueblos no blancos son inferiores y que su destino, querido por Dios, es servir a los habitantes de origen europeo. Pero entre la población francesa, en la propia Francia, los prejuicios racistas persisten y sirven de base a posiciones políticas anacrónicas, que parecen olvidarse de la gigantesca transformación que se ha operado en el mundo despues de la II Guerra Mundial, con la desaparición en sus líneas generales del sistema colonial.
A partir de un mínimo de objetividad, lo que resulta sorprendente es que Nueva Caledonia siga siendo en 1985 una posesión de Francia. Sin duda se dan otros casos. Pero éste es particularmente incomprensible. Es inevitable que la voluntad de independencia de la población canaca se sienta estimulada por lo ocurrido en los archipiélagos del Pacífico más próximos. Samoa occidental es independiente desde 1961. Las islas Fidji, desde 1970. Las islas Salomón, desde 1978. Vanuattu, que sólo cuenta con 109.000 habitantes, es un Estado independiente desde 1980. La independencia de Nueva Caledonia es, a todas luces, una asignatura pendiente, que Francia debería intentar resolver, evitando complicaciones mayores.
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