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Un remolcador conduce a Lanzarote al carguero accidentado frente a Marruecos

El carguero Don Fernando, accidentado el sábado pasado frente a las costas marroquíes, a la altura de Safi, salió ayer del lugar donde se encontraba escorado hacia el puerto de Lanzarote. El barco lo arrastra un remolcador, contratado por el armador, al amaina el temporal. Once de los 22 tripulantes que llevaba el Don Fernando, que se encontraban en Casablanca, adonde habían sido trasladados junto con otros 10 después de ser rescatados por el barco soviético Iman Spamlis, partieron ayer por vía aérea hacia Madrid.Los otros 10 tripulantes, el capitán, los oficiales, el contramaestre y maquinistas, estaba previsto que salieran también ayer de Casablanca hacia Las Palmas para hacerse cargo del Don Fernando. El cuerpo del tripulante muerto no ha sido, al parecer, recuperado.

El Don Fernando, que pertenece a la empresa Tramasur, SA, (Transportes Marítimos del Sur, SA) se escoró el sábado pasado por motivos aún no esclarecidos. Probablemente por un deslizamiento de la carga (contenedores y chasis de camiones) o por un choque ya sea con una mina o un resto de naufragio que flotara entre dos aguas. La escora del barco, de un 30% permanente, alcanzó, debido al oleaje, de un 40%, a un 50% lo que hizo muy arriesgada la operación del rescate.A pesar de que varios barcos de otras nacionalidades se encontraban en la proximidad del accidente, sólo el buque soviético se aventuró, con gran riesgo, según reconocen las autoridades consulares españolas, a socorrer a la tripulación del Don Fernando. La Subsecretaría de Marina Mercante ha enviado un telegrama de agradecimiento al capitán del barco soviético, cuyo comportamiento califica el consulado español de Casablanca de heroico.

La casi totalidad de la tripulación del barco abandonó éste inmediatamente después del accidente, ya que el riesgo de hundimiento era demasiado grande. Sólo tres tripulantes permanecieron en el Don Fernando, porque no sabían nadar. Estos esperaban que se enviara un helicóptero, pero éste no pudo salir debido al mal tiempo. Los tres tuvieron que abandonar el barco al día siguiente con chalecos salvavidas, y nadar unas 50 brazas hasta alcanzar las balsas del barco soviético.

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