El potencial militar español se desplaza hacia el sureste
C. Y. Los planes de distribución del potencial de los tres ejércitos españoles incluyen un claro desplazamiento hacia las zonas del Sur y Levante de la Península, con el consiguiente reforzamiento de las unidades desplegadas en esos lugares. Este desplazamiento se ha producido a pesar de la inicial decisión del Gobierno de mantener a España dentro de la Alianza Atlántica, hecho que, teóricamente, supondría la potenciación de las unidades desplegadas cerca de los Pirineos, es decir, las más próximas al eventual frente que se crearía en un conflicto que se desarrollase en Europa.
El nuevo Plan Estratégico Conjunto (PEC) -documento que describe las hipotéticas amenazas para España y los medios de respuesta- está basado en el hecho, recogido en la propia Directiva de Defensa Nacional del Gobierno socialista redactada en agosto de 1984, de que la principal amenaza para la defensa nacional es la procedente del norte de África, y más concretamente de los países del Magreb, así como en el objetivo de controlar el Estrecho de Gibraltar.
Por este motivo, y como preveía el META (plan de Modernización del Ejército de Tierra), el Consejo de Ministros del 1 de agosto de 1984 aprobó la reducción a seis de las nueve regiones militares existentes entonces, si bien la reestructuración se realizará en tres años. En octubre de 1984, Defensa ya creó la nueva Región Militar Sur. Fue éste el paso previo para que, en el futuro inmediato, la unidad más potente del Ejército -la División Mecanizada Guzmán el Bueno, única que tendrá tres brigadas en lugar de dos- esté desplegada por la Región Militar Sur, en coordinación con la División Motorizada Maestrazgo, desplegada por la nueva Región Militar Levante. Estas dos divisiones contarán, por primera vez en España, con misiles antiaéreos de baja cota, y concretamente con misiles Roland de origen franco-germano. Paralelamente, la Armada decidió potenciar sus bases de Rota (Cádiz) -donde estará basado el futuro Grupo de Combate- y Cartagena (Murcia) -donde están los submarinos y las corbetas-, mientras que la de El Ferrol (La Coruña) será base de reparaciones, de retaguardia.
Los programas de potenciación del Sureste español han supuesto el inicio de convertir un Ejército concebido y desplegado fundamentalmente para ocupar el propio territorio en una fuerza más defensiva, más operativa ante las hipotéticas amenazas exteriores.
Esa transformación supondrá graves perjuicios para algunos militares, ya que serán muchos los que tengan que abandonar las Fuerzas Armadas. Sus máximos jefes les aseguran que esos perjuicios son absolutamente necesarios para aprovechar esta última oportunidad de que España tenga un Ejército más eficaz y más propio de un país europeo.
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