_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La victoria de Rajiv Gandhi

ELTRIUNFO logrado en las elecciones por el Partido del Congreso (I), y personalmente por Rajiv Gandhi -que sucedió a su madre cuando ésta fue asesinada, hace dos meses-, ha superado todos los pronósticos. Diversos sondeos habían previsto un éxito considerable del Congreso, pero no con las proporciones que ha alcanzado. En la próxima Cámara, Rajiv Gandhi contará con una mayoría superior a los dos tercios, lo que significa que puede introducir incluso, si lo considera oportuno, cambios en la Constitución. Estamos ante un triunfo superior al que tuvo Jawaharlal Nehru en 1957 y al último de Indira Gandhi, en 1980. Ésta fue acusada frecuentemente de excesivo autoritarismo. Ahora, su hijo y sucesor ha recibido del voto popular un ámbito de autoridad y poder sin precedentes en la historia de la India independiente.Al indagar sobre las causas de esta marea electoral hace falta partir de un hecho: unas elecciones en la India son algo muy diferente a unas elecciones en un país europeo. Se trata de un continente; sería más aproximado pensar en unas elecciones en Europa, aunque con una diversidad aún mucho mayor de religiones, idiomas, costumbres y con diferencias más abismales en los niveles de vida. Ese marco tan complejo eleva el significado de la oleada que se ha desplegado en favor del Congreso, cuyas raíces históricas son únicas e indiscutibles. Es el partido que, con Jawaharlal Nehru, el abuelo de Rajiv, conquistó la independencia. Ha gobernado desde 1947, con escasísimas y cortas excepciones. Es, por antonomasia, un partido-Estado. En ese orden, la India ofrece un ejemplo interesante: el desgaste del Congreso se ha manifestado con cierta fuerza en diversos Estados, a un nivel regional. En cambio, como representación global, como portador del proyecto-India, el Congreso ha superado baches y hoyos y ha conservado una influencia impresionante. Un aspecto quizá decisivo de estas elecciones es que el Congreso se ha presentado sin tener enfrente a un adversario cohesionado. Los partidos de oposición, gravemente deteriorados por su fracaso en el período 1977-1980, no lograron presentar un candidato común como eventual jefe de Gobierno. Al elector no se le presentaba, pues, la opción de escoger entre Rajiv Gandhi y otro político. Era Rajiv o nadie. La consecuencia es que en el nuevo Parlamento el partido de oposición más numeroso será un partido regional, un grupo político que sólo existe en el Estado de Andra Pradesh, en el que ha logrado hacer frente a la marea congresista.

El Partido del Congreso (1), con su gestión del poder durante decenios, constituye una red única de dirigentes locales y regionales, de caciques enraizados en todos los rincones del país. El sistema electoral, semejante al británico, con un diputado elegido en cada circunscripción (pero a la vez con circunscripciones gigantescas), acrece la eficacia del sistema de las clientelas. El monopolio de hecho de que dispone el Congreso en el reparto de los cargos públicos, con una burocracia inmensa y amplias zonas de corrupción, es un instrumento electoral muy eficaz, aún más en un país de terrible miseria generalizada. No se pueden subestimar, por otro lado, los efectos del desarrollo económico de la India, con todos sus defectos, desequilibrios y desigualdades. Una capa relativamente importante, aunque muy minoritaria, ha obtenido beneficios de ese desarrollo; asimismo, un sector del campo ha sacado ventajas de las reformas en la agricultura. Al mismo tiempo, más de la mitad de la población vive -o muere- por debajo del nivel de subsistencia. En ese cuadro, el Congreso representa intereses capitalistas ligados al desarrollo y, a la vez, los sectores estatales, que en no escasa medida condicionan el proceso económico. En un plano diferente, no se puede olvidar la influencia que ejercen las formas de asistencia a la población más pobre, por insuficientes que sean. La inmensa masa condenada a condiciones de vida terribles no tiene modos de constituir una fuerza política de protesta; se halla, además, dividida por castas, religiones, idiomas.

Las elecciones han demostrado la fuerza que tiene el mito en las sociedades de la India. No puede ser casual que el elegido por esta votación tan masiva represente la tercera generación de una misma familia. Con un funcionamiento democrático, con partidos, urnas, elecciones, parece resurgir un fenómeno que estuvo en los orígenes de la monarquía en otras etapas de la historia en Europa. Para que la India sea reconocida como patria común de sus habitantes necesita una representación enraizada en el vínculo más elemental de la vida humana, en la familia. A la vez, el triunfo del Congreso tiene un signo inconfundible: la afirmación de una voluntad unitaria. Es una reacción contra las amenazas de nuevas rupturas y secesiones, de nuevas guerras civiles, que han aparecido sobre todo en los últimos meses. No obstante, hace falta observar los puntos, poco numerosos, en los que el Congreso ha tenido dificultades. Por un lado, en Bengala occidental, con Calcuta, donde un partido comunista independiente ha logrado incorporar una actividad política más consciente a zonas de miseria ancestral. Pero están, sobre todo, los casos de Andra Pradesh y de Jammu-Cachemira. En ambos Estados, Indira Gandhi intentó imponer la hegemonía del Congreso con métodos de escasa limpieza, fomentando escisiones entre sus adversarios. La lección parece obvia: voluntad de unidad indiscutible, pero rechazo del centralismo cuando éste pretende manipular las autonomías de los Estados. Esta lección puede ser decisiva para Rajiv Gandhí cuando se decida a abordar la cuestión de los sijs, que ha sido aparcada mediante el aplazamiento de las elecciones en Punjab.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

En el plano internacional, el nuevo primer ministro indio se ha convertido en un dirigente de rango mundial, con una autoridad extraordinaria. En pocos casos, un hombre ha gobernado a tantos hombres con un apoyo popular tan masivo. La India preside en la actualidad el Movimiento de los No Alineados, y no cabe imaginar un cambio de esa orientación básica de toda su política, que dimana de la figura prestigiosa de Jawaharlal Nehru. Pero Rajiv Gandhi ha asociado en su campaña electoral la tradición, el continuismo, con una perspectiva de modernización. Ha dicho que la introducción de nueva tecnología será la clave para, salir a la superficie. Es un programa ambicioso, pero que corresponde sin duda a su talante y personalidad. Es probable que tal orientación contribuya a impulsar una mayor apertura hacia Occidente, dentro, en todo caso, de una política de no alineamiento.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_