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Manuel Llano Gorostiza

Premio nacional de Gastronomía y experto conocedor de los vinos de Rioja

Dicen de él sus amigos que es la persona que más sabe del vino de Rioja; que lo sabe todo. Manuel Llano Gorostiza, 58 años, natural de una población minera, San Salvador del Valle, en Vizcaya, premio nacional de Gastronomía este año, es mucho más modesto, dentro de su habitual modestia, y asegura que su único mérito es "insertar el vino dentro de la cultura, porque yo tengo muy claro que existe una cultura del vino".

La relación de Llano Gorostiza con el vino viene desde joven, pero es en 1971 cuando su nombre comienza a adquirir relevancia, como consecuencia de un libro que hoy día continúa siendo un manual sobre el vino de Rioja. "Yo trabajaba en Bilbao en una galería de arte propiedad de un banco, cuando esta entidad me encomienda el trabajo de contratar a un periodista riojano para que escribiera un gran libro sobre el rioja. Resultó que esta persona estaba gravemente enferma y el banco me lo encargó a mí directamente. Fue un compromiso increíble, pero acabé escribiendo el libro (Los vinos de Rioja)". Ésa fue su perdición, porque desde entonces no ha parado de escribir -Cuna de mercaderes, Bolívar en Vizcaya, Pintura vasca, Un pueblo que canta, Un vaso de bon vino, El jerez, etc- ni de dar conferencias, no sólo en España sino en Estados Unidos, México, Venezuela, Colombia, Ecuador o Costa Rica, la mayor parte de las veces por encargo del Ministerio de Comercio y para promocionar los vinos españoles en el exterior. Ahora prepara dos libros, sobre los vinos de Navarra y de México."Mi único mérito es haber metido el rioja dentro de la cultura", señala Llano, "porque existe una: cultura vinícola que se manifiesta muy claramente, por ejemplo, en Navarra. Más que en La Rioja. Se trata de una cultura popular, relacionada con la artesanía, que va desde la barrica, la fabricación del vidrio, la elaboración del vino y la propia venta". Llano Gorostiza sostiene que el rioja es un viñedo colonizado ("primero llegaron los franceses, en 1864, y seis años más tarde, las gentes del Bilbao, que son las que le han dado la proyección comercial a los vinos de Rioja"), que ahora está en crisis. "Hay demasiados nuevos empresarios. Por ejemplo, Marqués de Murrieta, Gómez Cruzado, Berberana, Olarra, por citar algunas marcas, han cambiado en los últimos meses de propietario; existe un conflicto entre las comunidades autónomas que comparten esta zona vitivinícola: La Rioja y Euskadi están tirando contra el Consejo Regulador de Rioja; los precios que se han pagado este año por la uva son altísimos y, para colmo, los vinos de Rioja se venden en América o Europa a una cuarta parte de lo que se paga por vinos semejantes de Borgoña, por poner un caso".

Todo esto es consecuencia, en opinión de Manuel LLano, del retraso histórico que lleva el rioja con respecto a los mejores vinos franceses. Hasta finales del pasado siglo, los vinos de Rioja no comienzan a elaborarse con criterios actuales. Fue un sacerdote, Manuel Esteban Quintano, deán de la Catedral de Burgos, quien a finales del siglo XIX llevó los métodos del Médoc a Rioja y redactó un informe para la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País en el que proponía la elaboración de vinos de criterios acordes con la época: limpiar y azufrar las barricas, utilizar procedimientos químicos para la fermentación, etcétera.

A pesar del retraso histórico que acusa el rioja con respecto a vinos de similar categoría, Llano Gorostiza, que este año ha sido distinguido también con el Premio Paternina, entiende que en una hipotética pirámide de vinos de todo el mundo, en la cúspide deberían figurar cinco o seis caldos de Burdeos, tres o cuatro de Borgoña y otros tantos de Rioja.

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