André Fontaine asegura que la sociedad de redactores es una amenaza para el diario
André Fontaine, uno de los más prestigiosos periodistas del diario Le Monde, ha sido encargado de realizar una tarea de exploración, antes de que finalice este año, con vistas a encontrar una salida a la crisis que aqueja al funcionamiento del periódico y que, a la postre, atenta contra su existencia. André Fontaine declaró ayer que la sociedad de redactores, con su funcionamiento actual de superpotencia del periódico, es quien amenaza de parálisis a este último.
Parece ser totalmente cierto que hace pocos días, en un pasillo de Le Monde, un empleado de la casa fue tajante: "Si no hubiese periodistas todo se habría resuelto ya". La caricatura refleja lo que expresan todas las caricaturas: son exageradas, pero entrañan la raíz de la verdad. Ayer, en un comunicado, después de haber aceptado la misión exploratoria que le confió anteanoche la asamblea general de Le Monde, André Fontaine dijo textualmente: "Soy plenamente consciente de que las condiciones actuales de funcionamiento de la sociedad de redactores, que es la principal accionista de Le Monde, conducen a este último a la impotencia y amenazan a nuestro periódico de parálisis. Y como esta misma Redacción lo desea, esas condiciones de funcionamiento deben ser modificadas a corto plazo".Lo que hasta no hace poco era un susurro o un pensamiento que se manifestaba en voz baja ya es un hecho que se vocea: el exceso de poder de la sociedad de redactores entorpece gravemente el desarrollo del periódico y es, en definitiva, lo que lo ha conducido a una situación tan compleja que ya pocos franceses son capaces de explicar en términos cartesianos.
Tras la reunión, durante los últimos tres días, de los diversos grupos de accionistas y de la asamblea general de los mismos, la situación ha quedado así: André Fontaine y Michel Tatu, que se habían declarado candidatos a la dirección, renunciaron a última hora por considerar que el clima calamitoso del periódico, por unas u otras razones, les impedía opositar al mando supremo con un mínimo de garantías de éxito.
La Redacción reiteró su desconfianza en el director, André Laurens, que presentó su dimisión y se comprometió a resolver los asuntos pendientes durante los tres próximos meses. Y por fin André Fontaine ha aceptado llevar a cabo una misión exploratoria.
Fontaine no excluye de antemano ninguna posibilidad, incluso contactos informales con posibles salvadores del periódico. En pocas palabras, a pesar de la sacrosanta independencia de Le Monde, Fontaine, al advertir que de ninguna manera se permitiría poner a esta última en peligro, podría buscar capitales o personalidades que no pertenecen a Le Monde.
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