Nueva huelga general en Italia contra la reforma fiscal
Ayer otra vez en menos de dos meses, comerciantes y artesanos cerraron las tiendas en todo el país como protesta contra la ley de Reforma Fiscal presentada por el ministro de Finanzas, el republicano Bruno Visentini, aprobada en el Senado y que empezó a discutirse ayer en la Cámara Baja, donde encontrará más dificultades para su aprobación.
Mientras la huelga del pasado 23 de octubre -la primera huelga general de comerciantes de los últimos 40 años- fue impresionante y cargada de tensión, con verdaderas amenazas a la clase política y contra el propio ministro de Finanzas, Bruno Visentini, esta vez ha sido más bien en tono menor. En primer lugar, no ha sido masivo el cierre de los cuatro millones de tiendas del país. Quedaron abiertas dos de cada diez, y no cerraron las farmacias ni muchos bares y estancos. Y en los mítines, el lenguaje fue más moderado. No se pidió que cayera la ley Visentini, sino que los líderes del comercio se limitaron, más bien, a pedir enmiendas al proyecto.Los líderes del sindicalismo gremial se han dado cuenta probablemente que la batalla la tienen perdida. No cuentan con el apoyo popular en sus reivindicaciones porque como se ha señalado exhaustivamente en la prensa, existe una gran evasión fiscal del mundo del comercio en este país.
Además, esta huelga, que duró todo el día en algunas de las ciudades más importantes, como Roma, Milán o Nápoles, y sólo cuatro horas en el resto del país, había estado precedida por varias huelgas generales de otros trabajadores que pagan a rajatabla los impuestos, en apoyo a la nueva ley en discusión en el Parlamento.
Entre las fuerzas políticas la tensión sigue, sin embargo, muy fuerte. Aunque todos los partidos proclaman que es necesaria una reforma fiscal que imponga justicia para todos, ninguno quiere pasar como el justiciero de una categoría de trabajadores que controla diez millones de votos.
Por eso, todos se han precipitado a presentar arrobas de enmiendas a la ley para no enfrentarse con los comerciantes.
Por primera vez, en este país se ha lanzado una piedra al lago inmóvil de la gran evasión fiscal de los comerciantes. Y Bruno Visentini, sólo por eso, podrá ya pasar a la historia.
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