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EL SANEAMIENTO DE LAS ENTIDADES FINANCIERAS

El Hispano Americano protagonizó en solitario dos de las absorciones más importantes de los últimos años

El anuncio del Banco Hispano de que no repartirá dividendo entre sus accionistas para sanear su cartera de valores, en especial su participación en el Banco Urquijo Unión, ha puesto de manifiesto otra vez el alcance de la crisis financiera de los últimos años. Para afrontar el saneamiento de las entidades en difícil situación, los bancos han contado con períodos de exención de coeficientes y ayudas financieras. Tres entidades -el Banco de Valladolid, el Banco de Asturias y la Banca López Quesada-, que durante 1981 fueron vendidas a otras instituciones para su saneamiento, han recorrido ya la mitad del tiempo marcado para su recuperación patrimonial. Los resultados se consideran aceptables en el peor de los casos.

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El Banco Hispano Americano protagonizó en 1982 y 1983 dos de las operaciones de absorción de bancos en crisis más sonadas de todo el desastre financiero que ha tenido lugar en los últimos años. En el primer año adquirió Bankunión, en el siguiente se hizo cargo del Urquijo, del que poseía una participación sustancial y la capacidad de dominio que da el poder nombrar a los ejecutivos de la entidad.Cuando se destapó la crisis del Banco Urquijo, el entonces consejero delegado y hoy presidente el Banco Hispano, Alejandro Albert, ofreció la posibilidad al resto de los grandes bancos, nacionales de que adquirieran entre todos el banco en dificultades, en operación similar a la desarrollada con el grupo de Banca Catalana. No se tomó en consideración, y el Hispano tuvo, al final, que hacerse cargo en solitario de él.

Los dos bancos adquiridos por el Banco Hispano Americano lo fueron en forma distinta que el resto de entidades cuya crisis ha saltado. Ninguno de los dos pasó por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), como ha sido habitual, y ninguno conoció una reducción casi total del capital inicialmente aportado. Los bancos en crisis normales han cedido sus acciones al FGD al precio de una peseta por acción, dedicándose el capital a enjugar una parte de las pérdidas latentes de la institución financiera y procediéndose posteriormente a una ampliación de capital suscrita por el adquirente, que recomponía de esta forma una parte del patrimonio de la entidad.

Reducción de capital

En el caso de Bankunión, las negociaciones entre el Banco de España y los bancos que querían adquirir ese grupo industrial partieron de la reducción del capital en un 50%, que fue pagado por el Banco Hispano a los anteriores accionistas, al serle adjudicado ese banco en crisis, tras competir con la oferta del Banco de Bilbao. El Hispano hizo una oferta en la que se quedaba con la cartera industrial de Bankunión, salvo la participación en Autopistas Catalanas, que pasó al FGD, y vendía a dicho fondo una parte de los inmuebles y solares que tenía la entidad. En total, recibió una liquidez cercana a los 40.000 millones de pesetas, que se amplió en 15.000 millones más en 1983 como consecuencia de los resultados de la auditoría externa, que reflejaba unas pérdidas adicionales a las previstas.El Hispano solicitaba 29.000 millones de pesetas, mientras que el FGD ofrecía sólo 9.000 millones. El cruce de estas discusiones con las mantenidas para la adjudicación del Urquijo, cuya crisis ya se había desatado, hizo posible un punto medio de entendimiento y que el FGD diera un finiquito de 15.000 millones, aceptado por el Hispano.

Además de estas ayudas, Bankunión recibió un crédito de casi 16.000 millones de pesetas del Banco de España hasta abril de 1987 y a un tipo de interés del 8%. Al tiempo quedaba exento de cubrir coeficientes durante un período de cinco años, que finaliza en abril de 1987. La oferta del Banco Hispano suponía un menor coste para los caudales públicos, ya que el Banco de Bilbao quería deshacerse de una parte mayor de la cartera industrial de Bankunión.

Las conversaciones entre el Hispano y el Banco de España para la adjudicación del Urquijo, una vez que fracasaron las conversaciones para que el reflotamiento lo hiciera la banca en su conjunto, empezaron a finales de 1982 y tomaron cuerpo en enero de 1983. La idea inicial era que las acciones del Urquijo se debían valorar al 100%. El Hispano señaló que, en su opinión, tenían una valoración del 50%, y al final las conversaciones fijaron un cambio del 75%. El pago de estas acciones se haría en títulos del Hispano, y no en metálico, como en el caso de Bankunión. A esta solución se llegó una vez que pesó el hecho de que o se alcanzaba una solución o intervendría el FGD, con la consiguiente valoración de una peseta por acción.

Ventajas fiscales

A cambio de hacerse cargo del Urquijo, el Banco Hispano recibe ayudas directas del Banco de España y otras que se contabilizan en el Banco Urquijo. Las ayudas al Urquijo se concretan, por parte del Hispano, en una ampliación de capital que suscribe prácticamente en su totalidad el Banco Hispano, hasta situarlo en cerca de 20.000 millones de pesetas. Además, el Banco Hispano adquiere inmuebles del Urquijo por valor de 12.500 millones de pesetas. Estos inmuebles, en su mayoría, son los que un año antes Rumasa había dado al Banco Urquijo a cambio de Galerías Preciados.El Banco de España, a su vez, compra al Urquijo su cartera de fondos públicos, por valor de 9.200 millones de pesetas, y que tienen una rentabilidad muy baja, en torno al 6%. Se concede una exención de coeficientes por cinco años, que termina en abril de 1988, y a la petición del Urquijo de un crédito por 20.000 millones de pesetas a cinco años y 8% de interés, el Banco de España concede alrededor 12.000 millones.

El Banco Hispano pide en esas mismas negociaciones que el Banco de España le compre 60.000 millones de pesetas de su inversión en fondos públicos (unos 120.000 millones de pesetas) y que se le conceda también una exención parcial de coeficientes. Al final, el Banco de España le adquiere 40.000 millones de pesetas de estos fondos públicos y no le exonera de tener que seguir cumpliendo los coeficientes. En abril de 1988, el Hispano tendrá que volver a comprar exactamente esa cifra de valores entonces vendida.

La fusión de los dos bancos adquiridos por el Banco Hispano, siendo el Bankunión el que absorbe al Urquijo por motivos fiscales de mayor deducibilidad de pérdidas, plantea el primer problema en el plan de saneamiento de ambas entidades. El plazo de exención de coeficientes se fija hasta abril de 1987, al ser éste el plazo establecido para Bankunión. Se pierde un año de ventaja frente a lo que tenía concedido el Urquijo.

Y Bankunión termina 1983 con importantes excedentes generados y con una liquidez e ingresos extraordinarios muy buenos, a consecuencia del finiquito con el FGD. Los 15.000 millones de pesetas se destinan a sanear el banco. El Urquijo, según los nuevos responsables, arroja pérdidas en el primer semestre, mientras en el segundo tiene excedente positivo.

En la segunda mitad de 1984, empiezan a dejarse notar los problemas de diferencia de rentabilidad entre lo esperado por los responsables del Banco Urquijo-Unión y la realidad. La baja de los tipos de interés se acentúa un poco al principio del verano, y tres meses después recibe el espaldarazo definitivo con un nuevo anuncio de la reducción formal de los preferenciales que aplican los bancos a sus mejores clientes. Los pagarés del Tesoro descienden de precio, y el mercado interbancario tiene todo el dinero necesario a un tipo del 13%. La rentabilidad media esperada, del 17%-18%, cae a un poco más del 13%, y con tendencias a la baja. La generación de productos del Urquijo-Unión por esta vía desciende en 3.000 millones sobre las previsiones, y al cierre del ejercicio, en lugar de presentar un excedente de 8.000 millones de pesetas, como estaba previsto, se espera una cantidad algo inferior a la mitad.

Renegociar las ayudas

A partir de este momento es cuando los responsables del Urquijo-Unión y del Hispano empiezan a plantear al Banco de España la necesidad de volver a renegociar las ayudas recibidas, pues de otra forma el reequilibrio patrimonial no está asegurado al final del proceso pactado de saneamiento.A ello hay que añadir las pérdidas nuevas en algunas empresas participadas del Urquijo-Unión, que multiplican por cuatro las ya previstas, como es el caso de Ocisa, y que el negocio internacional del Urquijo arroja unos fallidos bastante superiores a los previstos en 1983. Los cálculos del Hispano sobre el desequilibrio que puede haber en el Urquijo-Unión al término de los cinco años, sólo por la caída de los tipos de interés, superan los 16.000 millones de pesetas.

El Banco de España acepta la tesis del Hispano, pero exige un nuevo apoyo por parte de la entidad compradora. La situación patrimonial del Urquijo-Unión no es todo lo buena que se había pensado, y debe realizarse una nueva aportación de dinero. La parte de los beneficios del Hispano que, en situación normal, se destinaría a dividendo de los accionistas debe colocarse para sanear la cartera de valores del Hispano, es decir, para reponer la falta de capitalización del Urquijo-Unión.

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