Fracasan las pruebas de un combustible antiinflamable.
Un Boeing 720 fue precipitado el pasado sábado, mediante control remoto, desde unos 600 metros de altura, en la base aérea de Edwards, en California (EE UU), para comprobar la efectividad de un líquido antiinflamable añadido al combustible. El experimento, que ha costado 11,8 millones de dólares (unos 2.000 millones de pesetas), fracasó, ya que el aparato se incendió al primer impacto y fue devorado por las llamas. Los supuestos pasajeros habrían perecido. Las imágenes recogen el momento en que el avión se estrella contra el suelo y se incendia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.