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Entra en su fase decisiva la batalla para ocupar el espacio político de centro

El congreso constituyente del Partido Reformista Democrático (PRD) supone el inicio formal de una batalla que comenzó a niveles subterráneos hace ya algunos meses para hacerse con el monopolio del espacio político del centro, que, teóricamente y según los cálculos de los protagonistas de las distintas operaciones en vigor, podría lograr hasta cinco millones de votos en las próximas elecciones legislativas; los votos que en su día correspondieron a la UCD y que, según estas fuentes, deben volver al centro. La última de tales operaciones fue puesta en pie hace apenas dos semanas por un grupo de ex ministros.

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La mayoría de estos ex miembros de Gobiernos centristas pertenecieron a la llamada ala socialdemócrata de la desaparecida UCD, aunque también figure en el grupo algún integrante de lo que dio en llamarse los azules. En el transcurso de una cena, un grupo de 25 personas, encabezado por Juan Antonio García Diez, Carlos Bustelo, Rafael Arias Salgado, Luis González Seara y Juan José Rosón, decidió crear el Centro de Estudios Políticos Actuales (CEPA), con el objetivo de "hacer estudios sobre temas aún no bien resueltos en la sociedad española", según definición de Arias Salgado.Sin embargo, el propio Arias Salgado no oculta que existe otro fondo en el proyecto: "Trataremos de estructurar las bases para una oferta unitaria de centro". Según piensa, "un entendimiento entre Suárez y Roca daría más de 30 escaños en las próximas elecciones".

Pero el entendimiento entre el ex presidente del Gobierno -y actual presidente del Centro Democrático y Social- y el principal animador de la operación reformista -y dirigente de la Minoría Catalana en el Congreso de los Diputados- no parece fácil. "El PRD puede disolverse en tres días, no llegar- a las elecciones", opina el secretario general del partido suarista, José Ramón Caso, quien aporta una visión especialmente pesimista sobre las posibilidades de financiación preelectoral de un partido "que, de entrada, renuncia a presentarse como tal a las elecciones en tres comunidades autónomas" y que, además, siendo de centro y liberal, no incluye ninguno de los dos conceptos en sus siglas.

Hasta el momento, Adolfo Suárez, que insiste en que concurrirá a las próximas elecciones legislativas en solitario, ha rechazado por dos veces las ofertas de Roca para que encabece la operación reformista.

Paralelamente, fuentes del CDS desmintieron ayer noticias que circularon en días pasados por Barcelona, en el sentido de que próximamente iba a celebrarse una entrevista entre Jordi Pujol y Suárez.

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Partida de póker

Algunos de los promotores del CEPA piensan que, en el fondo, el duque de Suárez y, en otra medida, Roca, "juegan una partida de póker, a ver quién aguanta más", pero que, a la postre, "un lenguaje es el que se habla en noviembre de 1984 y otro muy distinto será el que se hable a última hora, cuando las elecciones se echen encima". Y estas elecciones, piensan algunos de los socialdemócratas ex ucedistas, podrían ser anticipadas por el Gobierno. A última hora, creen los hombres del CEPA, se acelerarán contactos e intentos de unión, obligados por una ley electoral que castiga implacablemente los divisionismos.Los promotores del CEPA han intentado ya aproximaciones a las dos principales formaciones centristas existentes hasta ahora, pero en ambas se les ha indicado que no se admitirán incorporaciones colectivas. "No queremos nuevas baronías", dice el secretario general del CDS; un temor semejante a cualquier riesgo de ucedización alienta en el PRD, partido que se nutre en más de un 70% de militantes procedentes de la disuelta Unión de Centro Democrático; algo semejante pasa en el propio CDS y en el Partido Demócrata Popular, de óscar Alzaga.

Alzaga trata de forzar un pacto preelectoral entre la Coalición Popular y los reformistas que sirva para centrar la coalición conservadora, algo que Roca ha rechazado públicamente en términos categóricos. Pero no terminan ahí los contactos entre Coalición Popular y el centro: los escasos integrantes de la llamada Mesa liberal, recientemente integrados en Unión Liberal, partido miembro de la Coalición Popular, intentaron hace menos de un mes una aproximación al PRD, al comprobar cómo desde AP se inspiraba la llamada operación Segurado, consistente en colocar al empresario José Antonio Segurado a la cabeza de la Unión Liberal.

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