Después de que Benedetti
haya anunciado su decisión de dejar de escribir en los periódicos españoles, cansado y dolido por el trato que reciben sus opiniones, yo celebraría que donde escriba en el futuro Benedetti, quienes ahora polemizan con él puedan escribir con la misma libertad que él ha tenido aquí. Sospecho que en la propia tranquilidad de Benedetti está cierta sapiencia de que allí no va a tener que polemizar, seguramente porque las opiniones de Valente y Goytisolo no van a tener cabida.Benedetti quiere hacer creer que deja EL PAÍS dolido porque algunos le llaman sudaca, pero en un momento dado su inconsciente revela la verdad y nos dice: "Mi único pecado es defender a Cuba y Nicaragua". En este periódico Benedetti no es el único que defiende Cuba y Nicaragua, ni el único atacado o vituperado. Por ejemplo, Octavio Paz ha sido igualmente criticado, seguramente por gentes que piensan como él, aunque a Paz no se le ha ocurrido decir que es por "extranjero".
En el fondo el problema es otro. Se interpretaría por el artículo del adiós que quienes le llaman sudaca son Valente, Goytisolo, y quienes piensan como ellos, y no es así.
Goytisolo, Valente y otros que no defienden con ardor el proceso cubano han denunciado también profusamente torturas, desapariciones y malos tratos en los países que sufren dictaduras de derechas. Haroldo Canti, Paco Urondo, Juan Gelman, son nombres que dan prueba de cuanto digo. El problema viene cuando se crítica y se denuncia a países amados por Benedetti.
Luego Benedetti habla de lo bien tratados que fueron en América Latina españoles como Bergamín y Margarita Xirgu. Bien, pero él ha escrito con regularidad en el periódico más prestigioso y de mayor audiencia en España, y Onetti, Galeano y Peri Rossi son compatriotas suyos que también gozan de la libertad de expresarse aquí como cualquier español. Si a él algunos, lamentablemente, le llaman sudaca, no olvide que en México, por ejemplo, a los españoles se les ha tratado frecuentemente de gachupines o de conquistadores de mierda, y no por ello se rompió nunca el trato mutuo. Y en el fondo, frente a lo de sudaca, Benedetti nos obsequia con otro epíteto de intención semejante, pues europeos en su boca suena a insolidarios, capitalistas y casi a castrados.
Benedetti: ni Goytisolo ni Valente han defendido la invasión de Granada, pero tampoco la de Afganistán; ni han defendido la dictadura chilena o la uruguaya, pero tampoco la represión, el encarcelamiento o el tratamiento de gusano a quien disiente en Cuba. Éste es el meollo del tema. Benedetti preferiría contestar a quienes sí defienden la invasión de Granada; a ellos, legítimamente y con toda la razón, les podría llamar cómplices del imperialismo, pero a Goytisolo y a Valente no.-
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