El conflicto de Centroamérica ausente de la agenda oficial de la 14ª Asamblea de la OEA
La Organización de Estados Americanos (OEA) no discutirá formalmente la crisis centroamericana y nicaragüense en su 14ª Asamblea General, inaugurada ayer en Brasilia. Ia representante de Managua, la viceministra de Asuntos Exteriores, Nora Astorga, ha señalado que su Gobierno sólo planteará la cuestión ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sin embargo, se cree que el secretario norteamericano de Estado, George Shultz, se referirá en su intervención a la llegada de armas soviéticas a Nicaragua y al peligro de ruptura del equilibrio regional que ello supone.
Nora Astorga, la diplomática nicaragüense cuyo plácet como embajadora en Washington fue denegado por la Administración Reagan el pasado mes de abril, ha manifestado que su Gobierno no tiene la intención de plantear ante la asamblea de la Organización de Estados Americanos "la agresión norteamericana` porque "el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es el organismo adecuado para garantizar la paz mundial".La cuestión no será abordada oficialmente, pero a buen seguro constituirá el núcleo de muchas reuniones informales. Shultz, por ejemplo, mantuvo un desayuno de trabajo con los ministros de Asuntos Exteriores de El Salvador, Costa Rica, Guatemala y Honduras, y por la tarde tenía previsto entrevistarse con sus colegas de México y Colombia.
Astorga también manifestó que mantendrá contactos con los cancilleres del Grupo de Contadora (México, Panamá, Colombia y Venezuela) y de otras naciones para informarles de la "crítica situación" en que vive Nicaragua y de la "inminencia de una invasión militar" norteamericana.
Con los temas candentes de la deuda exterior y la crisis centroamericana fuera de la agenda, los trabajos de la asamblea quedan 'completamente deslucidos, aunque se mantenga una agenda de 43 puntos, entre los que se cuentan la cuestión de las islas Malvinas, el acceso al mar de Bolivia, la situación de los derechos humanos en el continente y la adopción de una acción multilateral para combatir el tráfico de estupefacientes en los países de la región.
La ausencia de discusiones sobre los dos principales problemas a que hace frente el continente es un contratiempo para el secretario general de la OEA, el brasileño Joáo Baena Soares, quien ocupó el cargo el pasado mes de junio con la pretensión de dotar de credibilidad a una organización casi centenaria. De hecho, en su discurso de apertura, Baena realizó un angustioso llamamiento para revitalizar este organismo panamericano.
"Cabe usar este tiempo para revitalizar la OEA mediante el examen objetivo de sus mecanismos, de sus éxitos y de sus fallos", señaló Baena, quien pidió a los países que pertenecen a la organización que fortalezcan su confianza en ella, porque "la OEA constituye un instrumento indispensable en las relaciones hemisféricas".
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