La política de austeridad divide al Gobierno portugués
El déficit presupuestario previsto de 312.000 millones de pesetas pone en peligro la estabilidad del Gobierno de Lisboa. La elaboración de los Presupuestos del Estado portugués para 1985 está convirtiéndose en una carrera de obstáculos para Mario Soares. Soares tuvo que respaldar, con toda su autoridad de jefe del Gobierno, a su ministro de Economía y Finanzas, Ernani Lopes, contra la rebelión de muchos ministros, que se declaraban en la imposibilidad de administrar los respectivos departamentos con los exiguos presupuestos que le son atribuidos.
Ernani Lopes manifestó su disposición de renunciar si sus colegas no aceptaban "la disciplina de la austeridad" y Mario Soares dijo públicamente que "si el ministro de Economía dimite, el primer ministro también", y, frente a semejante amenaza, los más rebeldes acabaron por aceptar el proyecto de Presupuestos para 1985.
Esto no significa que el Gobierno esté ahora en condiciones de enfrentar sin sobresaltos el debate parlamentario: para estar seguro del respaldo de los diputados de la mayoría, Soares debe convencer a los diputados de que no tendrán que votar, en 1985, un "presupuesto suplementario", como acaban de hacerlo para tapar un agujero de 75.000 milones en relación a las previsiones hechas hace un año.
Las explicaciones de Ernani Lopes no convencieron a nadiey mucho menos a los economistas de la mayoría; no hubo, en 1984, gastos suplementarios o ingresos inferiores a los previstos. Hubo, sí, una manipulación deliberada de las previsiones presupuestarias para hacer creer a la opinión pública portuguesa y a los acreedores del Estado portugués que era posible limitar a 115.000 milones el déficit de las cuentas públicas.
Reducir el gasto público
"Sin profundas reformas de estructuras, que amplíen una severa reducción del gasto público, es perfectamente ilusorio programar cortes presupuestarios que, no pueden ser respetados, y el Parlamento no puede, sin comprometer su prestigio y el régimen democrático, prestarse dos veces a la misma burla", comentaba un diputado socialdemócrata.El diputado Silva Marques propuso al Grupo Parlamentario Socialdemócrata no votar los Presupuestos para 1985 sin previa remodelación del Gabinete. El Consejo Nacional del PSD, que se reúne de nuevo a finales de mes, no podrá evitar el debate de la política gubernativa y de la posición del PSD en el seno de la coalición.
El actual líder del PSD y vicepresidente del Gobierno, Carlos Mota Pinto, cuyo liderazgo salió bastante debilitado del congreso de septiembre, sabe, de antemano, que esta vez no conseguirá burlar las oposiciones internas sin implicar inmediatamente la ruptura de la coalición.
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