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El mercado de petróleo mantendría excedentes si se cerrara el estrecho de Ormuz

El mercado mundial de crudo experimentaría transformaciones apreciables, sobre todo en el precio, si la guerra del Golfo Pérsico terminara por cerrar al tráfico petrolero el estrecho de Ormuz. Pero la situación de exceso de oferta que existe desde hace más de dos años en el mercado se mantendría en cualquier caso, oscilando entre 300.000 y 1.400.000 el número de barriles por día que se podría considerar como sobrante. España resistiría bastante bien, gracias al esfuerzo diversificador de los últimos años y al elevado volumen de existencias almacenadas.

El déficit bruto de crudo que se produciría en Occidente por el cierre de Ormuz se sitúa, según cálculos de publicaciones especializadas, como E & D, en torno a los 8,5 millones de barriles diarios. Esta cantidad es, aproximadamente, un sexto del total del consumo de crudo de los países occidentales y la mitad de la producción actual de los productores miembros de la OPEP. Al margen de esta cantidad, 1.200.000 barriles al día, producidos por Arabia Saudí, podrían verse afectados en grado indeterminado por las actividades bélicas que se desencandenarían en la zona. Se trata del crudo que los saudíes hacen llegar al mar Rojo por medio del oleoducto de Yambu.Si, tal como se prevé, Arabia Saudí consiguiera canalizar parte de su producción por este oleoducto -un mínimo de 1,2 millones de barriles-, el déficit neto de petróleo en Occidente se situaría en 7,3 millones diarios de barriles. Los expertos estiman que este déficit podría ser cubierto sin grandes dificultades por otros productores de fuera del área, incluso por algunos países de la OPEP que ahora tienen problemas para vender toda su producción.

Parte fundamental en la cobertura, sobre todo en el primer mes del bloqueo, lo desempeñaría lo que se conoce como el destocking (reducción de existencias) -al que se verían obligadas las compañías de petróleo. Sin grandes trastornos y sin riesgo de poner en peligro su funcionamiento, las compañías podrían utilizar hasta cuatro millones diarios de barriles de sus existencias durante el primer mes. Las existencias flotantes de Arabia Saudí añadirían otros 2,5 millones diarios de barriles, y algo más de un millón de barriles más acabaría en el mercado como resultado de los incrementos de producción que forzarían otros países productores fuera del área del Golfo Pérsico. En total, según estos cálculos, el déficit neto !e cubriría en exceso durante el primer mes, y hasta podría sobrar una cantidad residual que algunos expertos sitúan entre 0,3 y 0,5 millones diarios de barriles. La situación incluso mejoraría si el cierre de Ormuz se prolongase durante algún tiempo más. El superávit resultante superaría esta vez el millón de barriles al día, ya que entraría en efecto la reducción de las existencias estratégicas acumuladas por los Gobiernos. Y la capacidad de reacción de otros países productores sería aún mayor podría añadir 3,4 millones diarios de barriles.

El caso español

Pero en este análisis no interviene el factor precio, quizá el más importante que el cierre del estrecho llevaría consigo. Hasta la fecha, sin embargo, este efecto no se ha notado en el mercado, pese al relativo éxito que los dos países en litigio han tenido en sus ataques al tráfico marítimo por el estrecho.En lo que respecta a España, ningún directivo de las compañías petrolíferas nacionales considera que se sufriría una situación límite. Las reservas de crudo y productos acumuladas por las refinerías y por Campsa superan en estos momentos los 111 días de consumo, lo que se convierte en un buen colchón. Ésta es la opinión de Alvaro Fernandez-Villaverde, del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH), que señala que el cierre del estrecho de Ormuz encontraría al sector español del petróleo bien preparado. La misma opinión fue expresada por Claudio Boada, presidente del INH, en una reciente intervención pública en Barcelona.

Según Boada, sólo un 25% del suministro español de crudo se vería afectado por el cierre al tráfico del estrecho pérsico. España, en efecto, importa un 40% del crudo que consume de la zona, pero un 15% del total llega a España por otros canales, bien por medio del oleoducto turco (procedente de Irak), bien de la zona de Dubai, zona no afectada por el conflicto. Las existencias españolas podrían cubrir perfectamente ese limitado déficit, al tiempo que se podría acudir a otros productores de fuera de la región con los que se tienen lazos especiales (caso de México).

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