Un gran reportaje

Con Salvatore Giuliano, el cineasta italiano Francesco- Rosi saltó en 1961 a la fama mundial. No era para menos. El caduco estilo neorrealista agonizaba y se desviaba hacia la comedia, que dio frutos magníficos, pero que eludía las turbulenoias políticas y sociales en que Italia estaba sumergida. Los grandes nombres solitarios del cine italiano -Rossellini, Antonioni, Visconti- brillaban ciertamente, pero con un cine propio, no dotado para crear escuela; y las magistrales tradiciones del realismo social italiano estaban ya empantanadas, y daban síntomas de agotamiento, de falta de frescura y inventiva.En medio de una cinematografía que comenzaba a alimentarse de sí misma, surgió como un islote este duro e intenso filme-documento como un inesperado resorte de vitalidad de las casi secas fuentes de un realismo pocos años antes ejemplar. Rosi, lejos de quedarse en banales ambiciones descriptivas, ahondó en los laberintos, de un terrible suceso, y compuso una especie hasta entonces desconocida de filme reportaje: la reconstrucción del legendario caso del terrorista, y después bandido, siciliano Salvatore Giuliano, con una energía política que puso los pelos de punta a más de un exquisito. He aquí un cine contaminado de política, de periodismo, de reporterismo político, de la propia violencia que denuncia, quizás formalmente algo torpe, pero de rara fuerza referencial. Un nuevo camino -y todos entonces parecían cerrados- se abrió para el cine político europeo.

El 5 de julio de 1950, en el patio de una casucha de Montelepre, en Sicilia, apareció acribillado a balazos el cadáver de Salvatore Giuliano. Los restos de su banda, encabezados por Gaspare Picciotta se entregaron a los carabineros y comenzó un proceso que conmovió a Italia y Europa. Rosi reconstruye los hechos y, al mismo tiempo, da pistas al espectador para que interprete su trastienda política, las turbulentas e increíbles derivaciones que el caso Giuliano adquirió en los meses que siguieron a la muerte de aquel joven de 23 años, ex luchador independentista convertido en bandolero a sueldo de mafiosos y cuya leyenda romántica se vino abajo después de la atroz matanza de campesinos comunistas llevada a cabo por su banda en Portella de la Ginestra.

Todo está en, el filme de Rosi, negro y diáfano al mismo tiempo, directo e insinuante, lleno de inquietantes claves que, con precisión matemática, el relato proporciona a sus espectadores, mediante una doble visión de lo que ocurre en la pantalla. Un filme que, 22 años después de realizado sigue conservando sus valores esenciales.

Salvatore Gluliano se emite hoy a las 20.35 por la segunda cadena.