España y Francia terminaron de fijar en Barcelona sus posturas ante la ampliación de la CEE

La cuarta cumbre ministerial hispano-francesa finalizó ayer a las tres menos cuarto de la tarde en el palacio de Pedralbes de Barcelona con todos los ojos puestos en Luxemburgo, donde la próxima semana se reunirá el Consejo de Ministros de la Comunidad Económica Europea (CEE) y donde tendrá lugar también una nueva sesión negociadora con España. En lo que respecta a este asunto, las posiciones española y francesa están tan definidas que sobró el segundo día: el viernes por la noche Manuel Marín, secretario de Estado español para las Relaciones con las Comunidades Europeas, daba por concluidas de hecho las conversaciones sobre la adhesión con su homólogo francés, el ministro Roland Dumas.

La novedad de este cuarto seminario ministerial ha sido la introducción en la agenda de las cuestiones pesqueras. Carlos Romero, ministro español de Agricultura, Pesca y Alimentación, afirmaba ayer tarde en la conferencia de prensa con la que se concluyó la cumbre, que la coincidencia sobre este tema había sido "positiva", estudiándose los acuerdos pesqueros entre ambos países, así como la cooperación a través de empresas mixtas las ayudas al sector y las divergencias existentes al respecto en el seno de la CEE.Manuel Marín fue bastante pesimista respecto a este último punto, según confesó durante la conferencia de prensa de ayer tarde. Durante la cumbre, franceses y españoles han coincidido en ver como "particularmente difíciles" los capítulos oleícola y pesquero de las negociaciones para la adhesión, lo que, según Marín, no significa que estas cuestiones "no sean susceptibles de negociarse en un sentido que permita márgenes de aceptación por parte española". La cuestión pesquera era la que, a juicio del Secretario de Estado español, está "más verde", ya que afirmó, depende de una previa definición de la CEE. Marín, en cualquier caso, se mostró cauto y dijo que era necesario esperar aún a la reunión de Luxemburgo. El ministro de Asuntos Exteriores francés, Claude Cheysson, coincidió con él y afirmó que "había mucho que trabajar aún", especialmente en las cuestiones agrícolas, si bien calificó la cumbre de Pedralbes de "muy útil".

El aceite sigue igual

Roland Dumas, por su parte, dijo que había habido acercamiento entre las posiciones francesas y españolas en dos de las tres materias más conflictivas para la adhesión española a la CEE: asuntos sociales y desarme de altos aranceles. La tercera cuestión -el aceite de oliva- sigue, a su entender, igual. Dumas subrayó, no obstante, que el capítulo de asuntos sociales, si bien es un asunto que no preocupa especialmente a su país, sí encuentra reparos por parte de la República Federal de Alemania.

La colaboración antiterrorista franco-española ocupó parte de los encuentros entre los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, Claude Cheysson y Fernando Morán. El jefe de la diplomacia española, según afirmó ayer, hizo público el viernes, durante el pleno de la apertura de la cumbre, el agradecimiento del Gobierno español por la actitud francesa sobre este tema, que calificó lacónicamente de "positiva", tras afirmar que las extradiciones "son práctica normal" en las relaciones entre países.

Cheysson, por su parte, dijo que las tres extradiciones de etarras dictadas últimamente muestran "la confianza" de Francia "en las instituciones de la España democrática y, en especial, en las instituciones judiciales". "No hay ninguna razón", añadió, "para no confiar a estas instituciones los crímenes de los que se acusa a algunos ciudadanos españoles". El jefe de la diplomacia gala recordó las manifestaciones hechas por el presidente François Mitterrand durante su reciente viaje por el País Vasco francés, reconociendo "la identidad cultural" y el "derecho a la diferenciación" de las "poblaciones del suroeste francés". Aludiendo al terrorismo, Cheysson añadió que esta identidad podría verse "gravemente dañada" por el uso de la violencia.

Amor y odio franco-español

El ministro de Economía y Hacienda español, Miguel Boyer, justificó el desequilibrio, favorable a España, de la balanza comercial bilateral, y dijo que la balanza por cuenta corriente tiene este año un excedente de más de 1.500 millones de pesetas, que, previsiblemente, continuará igual el año que viene y servirá para amortiguar el "golpe" que se produzca después de la adhesión, que provocará un sensible incremento de las exportaciones francesas hacia España.

El ministro de Exteriores galo fue especialmente expresivo a la hora de hablar en términos generales de las relaciones entre ambos países. Refiriéndose al eterno vaivén de acercamiento y alejamiento de España y Francia, Cheysson manifestó: "Nos queremos unas veces y, otras veces, dejamos de querernos". "Es maravilloso", concluyó, "porque, si no, sería terriblemente aburrido".

Este cuarto seminario ministerial de Pedralbes será casi seguro el penúltimo que se celebre y el último que tenga lugar en España: una vez que España forme parte ya de la CEE, los contactos periódicos hispano-franceses se regirán por la misma norma que París usa con el resto de sus vecinos: Italia, Reino Unidos y República Federal de Alemania. En estos casos, los contactos se mantienen a nivel de jefes de Estado o de Gobierno.