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Primera División: el Barcelona sigue sin conocer la derrota

El Real Madrid no fue brillante, pero sí práctico

Al Zaragoza de Ferrari le falla la primera y la quinta. El arranque, atrás, y la aceleración, arriba. Al Madrid le bastó con explotar estos dos fallos en el motor de su rival para producirle importantes averías, marcar sus primeros goles oficiales fuera del Bernabéu e iniciar, así, su escalada. Y, además, que se sepa, no hubo nueva lesión muscular. Todo un éxito con la aplicación de la ley del máximo rendimiento con el mínimo riesgo ofensivo.El equipo de Amancio no fue brillante, no entusiasmó y ni siquiera llegó a un tono discreto en cuanto a capacidad de desdoblamiento. Entonó, eso sí, un auténtico canto a la verbena de la practicidad. Ya no hay tiempo y lugar para exquisitices. Las tácticas de los técnicos de aquí y de allá lo impiden. Porque resulta deprimente que un equipo consiga tan importantes positivos llegando apenas tres veces a puerta, el Madrid, y mucho más ver a otro, el Zaragoza, el de casa, incapaz de llegar ni siquiera a eso o, por ejemplo, comprobar las galeras a que son castigados jugadores como Señor y Michel. El primero, el pequeño cerebro de la selección, es un hombre de corte creador. El segundo, de indiscutible talento. Dos creadores que se vieron obligados a repartir desigualmente sus energías; es decir, a dedicarse en un 80% a vigilar al otro, ambos pegados a una banda, y a exhibir con cuentagotas -el 20% restante- sus mejores galas.

Como, por añadidura, otro jugador de corte talentoso, el argentino Barbas, se vio sometido a la pegajosidad de Sanchis, mientras que Lozano, en el lado contrario, tenía encima a un central como Juan Carlos, amén de que San José y Herrera inter cambiaban despistes, no extrañó que todo quedase a expensas de aquél que mostrara la paciencia necesaria para aguantar el balón y exprimir, a la menor oportunidad, las debilidades del rival.

Hasta el minuto 17 no salió el Madrid de su caparazón en un remate fuera de Michel. Tampoco hizo gran cosa el Zaragoza: apenas un par de barullos creados por Amarilla y Herrera como únicos argumentos de su evidente dominio territorial. Pero llegó el minuto 23 y Sanchís acertó a desajustar el embrague del técnico italiano Ferrari. El partido cobró emoción, pero solo eso. La defensa madridista cerró filas en torno a su increíble doctor Asland.- Miguel Ángel, por supuesto, que salvó de forma impresionante un fortísimo zurdazo de Cortés (m. 35). Por lo demás, Fraile se bastaba para contener al ariete paraguayo Amarilla con un alarde de limpieza, sobriedad y estilo. Fraile le ha dado seriedad a la retaguardia del Real.

La fulgurante escapada del Buitre, a poco de iniciado el segundo tiempo, en una explicación teórica y práctica de cómo debe meterse la quinta velocidad en el momento preciso, sentenció el partido, aunque aún quedaban más de 40 minutos por delante. Sobre el césped de La Romareda se repetía la actuación anterior de los grupos musicales. El remate, por bajo, de Lozano no dejó lugar a dudas sobre el futuro que le aguardaba al Zaragoza.

El equipo aragonés lo intentó y se lanzó en busca de la aventura, pero estaba claro que allí no había ningún arca que encontrar. Amancio volvió a exponer con claridad sus preferencias prácticas, por encima del toque de distinción, al elegir a Ángel e Isidro y dejar a Gallego en el banquillo y sacar a Michel del campo. Estaba claro que Amancio no quería sumarse a las fiestas del Pilar.

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