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Medio siglo de política a sus espaldas

Constantino Karamanlis es uno de los poquísimos políticos importantes de la derecha histórica griega que no cuentan con una genealogía altiva. Nacido el año 1907 en el pueblecillo de Proti, cerca de Bulgaria y Yugoslavia y no lejos de Stagira, la cuna de Aristóteles, da la estampa perfecta del macedonio norteño y poco pulido, hombre de clima frío. Hijo de un maestro rural que, tras conocer las torturas de la ocupación turca, hizo una pequeña fortuna cultivando el mejor tabaco de Europa, el joven Kostas se licencia en Derecho en Atenas. Dentro de poco cumplirá uno de sus récords, el de los 50 años dedicado a la política, a raíz de que en 1935 fuera elegido diputado populista por su comarca natal.Los mentideros atenienses quedaron perplejos cuando el rey Pablo designó primer ministro en 1955 al poco conocido Karamanlis, hasta entonces ministro de Comunicaciones, descartando a grandes nombres de la política nacional. Ya en enero de 1956, aquel macedonio que nunca perdió su fuerte acento formaba la Unión Radical Nacional con apoyo palaciego.

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Tras ocho años de jefatura del Gobierno, su repulsa por el asesinato político del diputado pacifista de izquierdas Lambrakis y desavenencias políticas con la reina Federica de Grecia le mueven a presentar su dimisión, En el famoso filme Zeta, de Kosta Gavras, Karamanlis es el personaje que declara airado tras el asesinato de Lambrakis: "¿Quién manda en este país?". Hecho para mandar y no para secundar durante períodos demasiado largos, Karamanlis se eclipsa a tiempo. Toma el camino del autoexilio parisiense bajo el nombre de ciudadano Tentrafilidis.

Eclipsado pero no quemado, su ausencia de Grecia durante la dictadura de los coroneles y,las intrigas que la hicieron posible (1967-1974) le permite regresar a Atenas con vuelo de fénix en 1974, tras el desastre de Chipre y la caída de la Junta. Es el hombre idóneo. El ejército, humillado y nervioso por el papel de sus coroneles en torno a la invasión turca de Chipre, confía en Karamanlis. Curiosamente, la dictadura le había allanado el camino hacia el olimpo, al haber abolido ésta la monarquía de Constantino en una rabieta de despecho. La medida de la dictadura sería refrendada en referéndum popular convocado por Karamanlis en 1974.

Indignado ante la actitud proturca de la OTAN ante la ocupación del 40%. de Chipre, Karamanlis saca a Grecia del ala militar de la OTAN tras su encendido discurso de la plaza de Aristóteles, de Salónica, el año 1974. Cinco años más tarde asentiría a la vuelta al redil atlantista, al tiempo que metía a Grecia en el Mercado Común europeo. Al frente de su nuevo partido de la Nueva Democracia, desde 1974 parece otro hombre. El autoexilio parisiense y la dictadura redoblaron su talante liberal y esfumaron sus recelos anticomunistas. Abolió la ley 509, que desde el fin de la guerra civil, en 1949, consideraba a los comunistas convictos de traición a la patria, y legaliza el partido comunista griego. Oficializa la variante popular demotika del idioma griego, relegando el aristocrático kazarebus a tribunales e iglesias. El nivel de vida da durante su segundo período de primer ministro (1974-1980), un salto impresionante. Karamanlis se opone a que se amnistíe a los coroneles, todavía presos en Koridalos. En 1975 propicia una constitución semipresidencialista, un tanto a su medida. La democracia ha vuelto a su cuna griega, y Karamanlis, más tranquilo, es elegido presidente de Grecia.

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