_
_
_
_

Los laboristas británicos piden una investigación sobre el hundimiento del 'Belgrano'

Soledad Gallego-Díaz

, El congreso del Partido Laborista, que se clausuró ayer en la ciudad de Blackpool, ha solicitado una investigación independiente sobre el hundimiento del crucero argentino General Belgrano, al inicio de la guerra de las Malvinas, y ha condenado la política de fortificación del archipiélago emprendida por el Gobierno conservador. El último día de debates unió a las dos alas del partido, radical y moderada, en una agria crítica de la política de Margaret Thatcher tras la victoria en la guerra contra Argentina. El vicelíder, Roy Hattersley, portavoz del sector moderado, acusó al Gobierno de "engañar" al Parlamento y de mantener una actitud "cínica". El Belgrano, afirmó, se alejaba de la flota británica cuando fue atacado. Hattersley pidió también el inicio de negociaciones con Argentina a fin de llegar a un acuerdo.

Las diferencias entre los dos sectores del partido quedaron de manifiesto, sin embargo, cuando se discutió la situación de Irlanda del Norte. Los radicales presentaron una moción prometiendo la retirada de tropas británicas del Ulster, pero la intervención de varios líderes moderados impidió que fuera aprobada. "La retirada de tropas sumiría a Irlanda del Norte en un baño de sangre", afirmó Ale Kitson, miembro de la Ejecutiva Nacional. El congreso estuvo de acuerdo, por el contrario, con la supresión de los tribunales especiales del Ulster.

El congreso laborista, que se ha desarrollado a lo largo de toda la semana, ha estado polarizado por la huelga de los mineros, que se encuentra en su séptimo mes. El dirigente sindical Arthur Scargill, considerado como un marxista radical, obtuvo una ovación estruendosa y un respaldo completo por parte de los delegados, aunque el líder del partido, Neil Kinnock, hubiera preferido una solidaridad más matizada. Kinnock cumplió su compromiso de condenar la violencia de los piquetes, pero quedó claro que para la inmensa mayoría de los militantes laboristas dicha violencia está plenamente justificada por la "provocación" de la policía y por la negativa del Gobierno a negociar. La moción condenando la actuación de la policía fue aprobada por una mayoría aplastante, pese a los intentos moderados por paralizarla.

El ala radical consiguió también otro triunfo considerable en el capítulo de la política de defensa. El congreso no sólo ratificó su promesa de proceder a un desarme nuclear unilateral -es decir, suprimir las armas atómicas británicas-, sino que prometió también suprimir todas las bases norteamericanas con armas nucleares en suelo británico.

Neil Kinnock consiguió, pese a todo, restablecer la imagen de unidad gracias a un discurso vigoroso, dirigido más a los telespectadores que seguían el debate en directo por televisión que a sus propios delegados. El líder laborista lanzó un ataque virulento contra la política económica de Margaret Thatcher, "que es incapaz", dijo, "de frenar siquiera el desempleo". Como para darle la razón, las últimas sesiones del congreso coincidieron con la publicación de las estadísticas de paro del mes de septiembre: 168.000 desempleados más, lo que coloca el total en 3,3 millones, una cifra récord en la historia del Reino Unido.

El congreso se clausuró en un clima de relativo optimismo, con sondeos según los cuales los laboristas se encuentran a sólo dos puntos de los conservadores, lo que no es suficiente como para arrebatarles el poder, pero lo que supone al menos una buena recuperación sobre los desastrosos resultados de 1983.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_