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Irán hace frente a una ofensiva iraquí en las cercanías de la desierta ciudad de Jorramshar

Irán movilizó ayer decenas de carros de combate hacia la zona del frente sur, en las inmediaciones del enclave fronterizo de Hoveyzeh, a escasos kilómetros de la frontera iraquí y a unos 55 kilómetros al norte de la ciudad portuaria de Jorramshar. Toda el área y esta ciudad fueron dura. mente bombardeadas durante el fin de semana, según comprobó este enviado especial. La artillería y la aviación iraquíes atacaron también la refinería de Abadan y la ciudad Bajtaran, sobre los montes Zagros.

A tenor de los comunicados oficiales de prensa iraníes, Irak ha desplegado una penetración en territorio iraní entre las ciudades de Piranshahr y Marivan. Los principales enfrentamientos se libran entre las localidades de Rukan y Kani Manga. En Sumar y Qasreshrin las fuerzas iraníes abrieron fuego contra unidades de Irak.El fuego iraquí procede de cañones de gran calibre, presumiblemente de 150 milímetros, que martillearon durante todo el fin de semana amplias áreas de la capital petrolera de Abadan y del puerto de Jorramshar. Esta ciudad, que llegó a tener casi medio millón de habitantes, permanece hoy deshabitada.

Sus calles presentan el aspecto fantasmagórico de un escenario donde la muerte y el fuego se han enseñoreado por doquier. Durante muchas jornadas la desolación ha sido el único compañero de esta ciudad, que hace años fuera descrita como la perla del Karun. En un paisaje salpicado de palmeras bellísimas a las que hoy la guerra ha desmochado de sus verdes ramas y que permanecen enhiestas como enigmáticos totems o menhires de homenaje a la muerte, colegios, hospitales o centros de reunión con sus sillas aún mínimamente ordenadas mantienen a duras penas firmes sus muros, pero horadados por los boquetes de proyectiles de cañones de grueso calibre.

La hoja de un calendario de diciembre de 1980 aparece pinzada bajo un pedrusco que la atrapó entonces, cuando la ciudad de Jorramshar cayó en manos de los tanques iraquíes y permaneció en su poder hasta la primavera de 1982. En la calle del imán Jomeini, a la altura del número 277, entre piras retorcidas por el fuego implacable de la cañonería iraquí, las ramas de los árboles cortadas de cuajo por los disparos han retoñado sobre el suelo y crecen caprichosamente pese a la guerra. Entre las tapias descoyuntadas por la trepidación de los bombardeos, buganvillas de colores encendidos brotan alegres a pesar de todo.

En Hoveyzeh, a escasos kilómetros de la frontera iraquí, a donde un grupo de corresponsales extranjeros fue conducido el domingo, centenares de basidj -los jovencísimos voluntarios de Jomeini- mostraban jubilosos su disposición al combate. En una danza político-religiosa que llenaba de temor a los asistentes, los jóvenes combatientes evocaron el martirio del imán Hussein, tercer imán de los chiítas iraníes, asesinado en la ciudad iraquí de Karbala en los primeros tiempos del islam, en el siglo VII de nuestra era.

Los combatientes, en su rítmica danza golpeaban su pecho ferozmente, gritaban consignas contra Estados Unidos, Israel, la Unión Soviética y Francia. Súbitamente, los jóvenes mostraron su furor combativo disparando sus armas automáticas y corriendo en dirección al frente próximo en actitud fiera. Las ametralladoras antiaéreas hicieron otro tanto y aquel simulacro pareció concitar la atención de la artillería enemiga, que disparó sobre parajes cercanos.

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