Herrero de Miñón acusa al jefe del Gobierno de tener "tentaciones totalitarias"
Pateos y aplausos jalonaron la intervención del portavoz del Grupo Popular, Miguel Herrero de Miñón, en la defensa de la moción consecuencia de una interpelación en la que acusó al presidente del Gobierno, Felipe González, de haber amenazado a la Prensa con represalias y de tener tentaciones totalitarias. El portavoz conservador reafirmó las tesis de su coalición según las cuales con el Gobierno socialista han sido destruidos puestos de trabajo, ha aumentado la inseguridad ciudadana y ha llevado una política centralista en el tema autonómico. Carrillo votó en contra de la moción conservadora, pero aprovechó su turno para criticar la política económica gubernamental.
Herrero de Miñón comenzó por ironizar sobre la socorrida frase del presidente del Ejecutivo respecto a "la cuota de responsabilidad". El diputado conservador tomó a Felipe González como centro de sus diatribas y se preguntó qué queda de él cuando se quita el gesto, el énfasis y los buenos deseos. De la destrucción de puestos de trabajo afirmó que no se ha producido una cifra similar en todo Occidente.Luis Ortiz, por los centristas, se sumó a la propuesta popular con dos enmiendas en las que pretendía fuera reconocido que en 1983 descendió la inversión pública y privada un 3,4%, y en lo que va de 1984, el 2%. "Dudo", afirmó, "que el PSOE puede rechazar datos de la contabilidad nacional". Ortiz añadió que el déficit público en el pasado año fue del 31 % y en el presente ejercicio será del 34,4%.
Santiago Carrillo, en nombre de los comunistas, anunció su rechazo a la moción conservadora por "lanzar canicas con cañones", pero aprovechó para decir que en el debate de la semana anterior "no se cubrió de gloria el jefe de la protocolizada oposición y tampoco el presidente del Gobierno". Del Ejecutivo afirmó que cae en contradicciones al considerar como "condición básica para la inversión la demanda, cuando no puede existir más demanda porque cada vez hay más parados y el salario real es más bajo". Según Carrillo, el Gobierno permite el aumento de los excedentes empresariales, pero hace imposible su inversión.
Eduardo Martín Toval, por el Grupo Socialista, echó en cara a los conservadores la utilización del vituperio y el haber pinchado el debate sobre el estado de la nación por haber traído a la Cámara en septiembre una interpelación del anterior periodo de sesiones. Defendió al Gobierno por los cinco o seis puntos en que ha sido rebajada la inflación, el ajuste de la balanza de pagos y la reducción del déficit público en el producto interior bruto (PIB). No negó Martín Toval a los conservadores el derecho a hablar de libertades, pero sí les negó la legitimidad para decir que el actual Gobierno las erosiona.
La ausencia de Guerra
Herrero volvió a la carga para afirmar que "el estándar de agresión personal ha descendido mucho desde que el señor vicepresidente del Gobierno no es portavoz de la oposición". Respecto a la interpelación, dijo que se producía a destiempo porque el presidente se fue en junio a París a presenciar un partido de fútbol, "y ese afán que tiene el Gobierno por el deporte hace que el señor ministro de Agricultura tenga un esguince y no pueda responder a un tema tan importante como el del FORPPA" (pateos y aplausos). Dijo que "el divagar presidencial tiene harta a la opinión pública", y se formó otra bronca. De la libertad sindical afirmó que se puede o no pertenecer a UGT, pero "hay que cotizar a UGT"; y de las escuchas telefónicas afirmó que los socialistas sabían que había algo que ocultar.Más información en la página 18
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