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CANARIAS

La falta de un mando único contraincendios contribuyó a la catástrofe de La Gomera

El incendio forestal de La Gomera, con su saldo de 19 muertos y tres heridos graves, constituye un ejemplo de las negativas consecuencias de la falta de mando único y de las complicaciones administrativas en los servicios de extinción, según expertos en Protección Civil. Los gobernadores carecen de dispositivos para actuar, salvo las fuerzas de orden público. El servicio contraincendios corresponde al Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (lcona), que a su vez está troceado entre las comunidades autónomas y la Administración central. Tales complejidades producen un circuito muy largo de comunicaciones, instrucciones y valoraciones de la situación poco compatible con la rapidez necesaria en la actuación frente a emergencias.

, En el caso de La Gomera, mientras se desarrollaba la cadena de comunicaciones entre diversas autoridades, las llamas se reavivaron, y en ese momento perecieron quienes dirigían la extinción. La controvertida actuación de los hidroaviones del Icona es una prueba de ello: la carencia de aparatos en Canarias y la longitud del circuito recorrido hasta movilizar a los de Madrid hizo que la cobertura aérea actuara 40 horas después de surgido el foco. Según datos del Icona, los hechos se produjeron así:- El fuego comenzó entre las 11 de la noche y la medianoche del lunes 10 de septiembre. A las 5.30 horas del martes recibió Icona-Madrid la primera noticia de la existencia del incendio. A las 7.30 horas hubo otra llamada, en la que se precisaba que el fuego afectaba a 250 hectáreas. A las 11 de la mañana se produjo una nueva comunicación, en el sentido de que el fuego parecía controlado.

A las dos de la tarde del martes se recibió en Madrid noticia de la reactivación del incendio, lo cual no fue valorado por la dirección central del Icona como un dato de suficiente importancia para disponer la salida de aviones, "ya que seguía siendo un incendio pequeño". Pero dos horas más tarde el fuego alcanzó al gobernador de Tenerife y a otras personas que se encontraban en la zona afectada.

- El nerviosismo provocado por las primeras muertes hizo que entonces se pidiera ayuda aérea. La dirección central del Icona se puso en contacto con el Cuartel General del Aire, cuya intervención es necesaria para dar órdenes al Escuadrón 43, que es el que opera con los hidroaviones. Había dos aparatos disponibles en la base de Torrejón de Ardoz (Madrid), pero ya no quedaban horas de luz suficientes para realizar ese viaje, que exige escala intermedia en Sevilla para repostar; además estos aviones carecen de equipos para volar por la noche. Como consecuencia se perdió un día completo.

- Los hidroaviones salieron de Torrejón a las siete de la mañana del miércoles e invirtieron seis horas y 40 minutos en el trayecto hasta Canarias. Cuando llegaron apenas quedaba ya fuego, aunque todavía pudieron intervenir algo en las tareas finales de extinción.

Según los técnicos, el agua lanzada por el avión no apaga el fuego por sí misma, pero enfría la temperatura ambiente y permite intervenir a los equipos de tierra con menor peligro. La clave para evitar la extensión de los incendios forestales es la rapidez en la actuación desde los primeros momentos, pero ni en Canarias había hidroaviones disponibles -ni siquiera una avioneta- ni en La Gomera existe un solo bombero profesional, aunque sí se dispone de una brigada del Icona. Muerto el gobernador, tampoco hubo puesto de mando que organizara otras intervenciones inmediatas, por ejemplo, militares, cuya participación fue decisiva para acabar con el fuego, pero tardía.

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Es difícil imaginar un sistema moderno y profesionalizado de Protección Civil en que el máximo responsable se dedique a dirigir personalmente la extinción en medio del fuego, como ocurrió en La Gomera.

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